“La película habla de ser fiel a uno mismo”
El director Achero Mañas está de actualidad por su vuelta al cine con la película Un mundo normal, presentada en la reciente edición del Festival de Málaga. Tras su prometedor debut con El Bola, Mañas ha ido desarrollando una carrera intermitente en el tiempo con títulos como Noviembre o Todo lo que tú quieras. Tras diez años de silencio, Un mundo normal nos trae de regreso a este interesante director dentro de los Preestrenos de Cine Español del Festival de Cine Antonio Ferrandis, organizado por el Ayuntamiento de Paterna y los cines Kinépolis —que tienen como objetivo consolidar la conexión entre Valencia y los principales nombres que integran el cine español a través de preestrenos y presentaciones especiales—, retomando poco a poco la vuelta a la nueva normalidad.
Ernesto (Ernesto Alterio), un director de teatro excéntrico e inconformista, recibe la noticia de la muerte de su madre. Camino al cementerio roba el ataúd para tirar el cadáver al océano como era su deseo. Su hija (Gala Amyach), cansada de sus locuras, le acompaña con la intención de hacerle cambiar de idea. En el viaje descubrirá que su padre no es ningún loco y que uno debe ser fiel a sí mismo aunque esto, a veces, suponga ir en contra de la opinión de la mayoría.
Un mundo normal, rodada entre Madrid y Valencia, es una producción de Tornasol y Last Will Producciones Cinematográficas A.I.E., en producción asociada con Sunday Morning Productions S.L., con la participación de RTVE, Movistar+, À Punt Media y el apoyo del ICAA y del IVC de la Generalitat Valenciana. La película llegará a las salas el 11 de septiembre de 2020 de la mano de DeAPlaneta.
Con ocasión del preestreno de Un mundo normal, estuvimos hablando junto con otros medios con Achero Mañas y la actriz protagonista, Gala Amyach, sobre diferentes aspectos de este filme, sus intenciones y las dificultades para expresar una mirada singular como autor. En esta conversación se unieron puntualmente los productores Gerardo Herrero y Pedro Pastor.

¿Habéis notado cierta intimidad familiar durante el rodaje por el hecho de ser padre e hija y estar la historia basada en una situación cercana?
Achero Mañas: No. Una familia depende en qué sentido. Si es una familia sanguínea estamos únicamente mi hija y yo; si es una familia de formar un equipo, sobre todo de tres con Ernesto Alterio, en ese sentido, sí; me reconozco ahí pero no tanto en el aspecto biológico del término.
¿Qué hay de Achero Mañas en el personaje de Ernesto?
Achero: Algunas cosas y otras no. Yo parto de una especie de alter ego del futuro porque mi madre está viva así que no estoy contado ninguna historia del pasado y hay cosas de esa familia que sí pertenecen a la nuestra pero más que unas cuestiones particulares lo que hay es más una cuestión espiritual. Hay un vínculo espiritual, en el espíritu de esa familia yo me reconozco y creo que hay muchas familias que se pueden reconocer.
Para hablar de las singularidades de ciertos personajes sí es verdad que he escogido el ámbito de una familia del mundo del arte porque yo lo he conocido toda mi vida y la gente de alrededor mío está en ese entorno. Hubiera podido escoger otro ámbito pero era más fácil para hablar de ciertas particularidades situarlo en el ámbito del arte. Y hay anécdotas que son nuestras pero otras son pura ficción.
Ahora que el mundo es de todo menos normal. ¿Te has llegado a plantear cambiar el título de la película pues durante el rodaje sí era un mundo normal pero ahora esa situación ha cambiado?
Achero: No. Todo lo contrario. El título es anterior a la pandemia. Pero no hay una normalidad. John Stuart Mill decía que normalmente sufrimos la dictadura de la mayoría, de alguna forma las convenciones, las tradiciones, las costumbres nos empujan a un tipo de comportamiento que puede ser el catalogado como ‘normal’ pero yo creo que no existe la normalidad. La película habla de ser fiel a uno mismo, de no tener miedo a la indiferencia, creo que si uno es algo no es justamente lo que tiene en común con los demás sino lo que le diferencia. Y muchas veces renunciamos a nuestras particularidades y singularidades porque tenemos miedo a la mayoría, tenemos miedo a lo que puedan decir… Esta película tiene ese espíritu y anima a la gente a ser uno mismo, a reflexionar sobre lo que uno quiere ser; no quiere decir que uno haga lo que quiera en todo momento, no tiene nada que ver con eso; pero sí tiene que ver con ser uno mismo, a intentar reconciliarse con uno mismo. Los personajes en este viaje reflexionan sobre sí mismos y lo que quieren ser en la vida.
La muerte está presente en toda la película, tanto en la primera parte como en la segunda, pero es una muerte vitalista. Es una idea de muerte que termina siendo positiva.
Achero: Tolstoi decía que todas las familias felices lo eran de la misma forma y que las desgraciadas lo eran cada una a su manera. Yo no estoy muy de acuerdo con esa frase; todas las familias en algún momento de su vida han pasado por momentos difíciles y yo te aseguro que he pasado por algunos momentos muy complicados y en relación con la muerte, quizá por eso la muerte está siempre reflejada en mis películas.
Y tanto es así que una de las cuestiones que me plantee a la hora de rodar esta película, y que era quizá la principal, era el tono de la misma. Me preocupaba muchísimo que el tono viajara entre las luces y las sombras, entre la comedia y el drama, y lo hacía porque lo he vivido así. La muerte de un ser querido y que tiene mucho que ver en esta película, con las señas de identidad, en donde uno pierde algo pero también se da cuenta de que lo que ha perdido es muy importante para él, para la persona, y entonces esa persona que has perdido la recuperas de una manera tremenda; muchas veces parece que las personas que mueren están más vivas que cuando lo estaban realmente. Y yo quería que se reflejara ese tono entre la comedia y el drama pues he vivido la muerte de seres queridos he visto como aparecían las luces y las sombras y era muy importante para mí reflejarlo en la película

Hay una transformación de personajes que se refleja en el personaje de Cloe. Gala ¿cómo has vivido tú esa transformación?
Gala Amyach: Sí, yo creo que el personaje de Cloe se transforma a través de la valentía de su padre y a través de la muerte de su abuela. Esas dos cosas en conjunto son las que hacen que Cloe cambie y evolucione como persona.
¿Tenéis incluso los personajes cambiados? El personaje joven tendría que ser más atrevido y el adulto más serio, pero es al revés.
Achero: Siempre hemos jugado con eso. Lo que pasa es que de manera inconsciente. Yo siempre pensé que el adulto era mi alter ego… Me decían: “Que racional ese juego entre la parte de la niña que es más adulta aparentemente y el padre que se comporta como un chiquillo” Y yo miraba diciendo: “Pensaba que era al revés”.
Gala: Todo el mundo lo dice
Hay también cierto reflejo de la incomunicación, hablan mucho pero no se cuentan lo importante para ellos y a veces hablan más los silencios y las miradas
Achero: Sí hay una relación entre los personajes en que se está contando la verdad (o la mentira), qué piensa cada uno de ellos en realidad, y está ese juego que se mantiene durante toda la película.
Y los silencios
Achero: Sí, de alguna manera reflexionan en el momento en que se encuentran con un momento de verdad. Eso tiene mucho que ver con el sentido de la película; si tú no sabes lo que eres realmente, no puedes comunicarlo. No puedes comunicar tu esencia si no eres abierto y no la trasladas, la película trata de poder ser quien uno es, de atender a sus diferencias y mostrarlas. Generalmente las personas es muy difícil que nos mostremos tal y como somos, es muy complicado; si es que sabemos quiénes somos…
De alguna manera si hay algo de eso, la evolución de los personajes atiende a sus diferencias y a sus singularidades porque, de repente, se reconocen a sí mismos y es ese momento, cuando ya se han reconocido a sí mismos, pueden volver a funcionar cohesionados. Por eso finalmente hacen todos lo de la abuela.
El personaje de Magüi Mira es la experiencia y el personaje de Gala es la juventud. ¿Cómo has vivido ese proceso de aprendizaje?
Gala: Ha sido un regalo como aprendizaje. Mucha responsabilidad y he aprendido muchísimo con grandes actores, no puedo estar más agradecida a mis compañeros, a Ernesto, y a mi padre.
¿Cómo llegaste al papel?
Gala: Hubo como dos fases. Yo estaba en una prueba en Nueva York esperando que me vieran y me faltaban unas horas para hacerla. Y me llamó mi padre y me dijo: “Se me ha ocurrido una historia”. Y le dije: “Cuéntamela que tengo tiempo”. Me la contó y ahí fue la primera vez que hablamos de la historia, del personaje de Cloe.
Y más adelante me hizo una prueba. Estábamos en Los Ángeles, imprimió la escena más difícil justo antes cuando Cloe sale del coche y quita las flores de la furgoneta.
Achero: Hicimos la escena, estuvimos trabajando un poco.
Gala: Y esa fue la prueba.
Achero: Esto era porque yo me estaba enamorando del personaje de Cloe y no quería que me lo estropeara mi hija… (risas). Yo no soy como Orson Welles que le preguntaron si alguna vez había contratado a algún actor que no le fuera el papel y él dijo “Muchas veces”. ¿Y ha contratado a algún amigo? Y él: “Frecuentemente”. ¿Y ha salido horrible? “Siempre”. ¿Y lo volvería a hacer? “Por supuesto” (risas).
En este caso no ha sido así porque era un papel muy protagónico, si fuera un papel más pequeño puedes hacer un favor y sacarlo adelante, pero si es un papel protagonista me costaría muchísimo. En la dirección me mantengo prístino, en todo lo demás soy un desastre. En la dirección pensé que debía ser fiel conmigo mismo, en todo lo demás, no. Por eso me ha costado diez años rodar.

¿Cuál ha sido la experiencia de rodar en Comunitat Valenciana y cómo ha sido la producción, aprovechando que está aquí también junto a Gerardo Herrero, Pedro Pastor que representa la parte de producción valenciana.
Pedro Pastor: La verdad es que tiene mucho mérito Gerardo Herrero, más que yo. En un momento en que la película estaba estancada y no sabíamos cómo tirar para adelante porque las ayudas del Ministerio habían cambiado, nos vimos en un momento de dudas entre arrancar o no, apareció Tornasol buscado por Achero, y a partir de ahí todo fue más sencillo para mí, y más complicado para Gerardo.
La película arrancó, hubo que volver a parar, rodamos una parte, también estaban las secuencias de mar que condicionaba la fecha.
Achero: Para la secuencia de mar escogimos el único día que en Valencia hizo malo… Nos ha pasado de todo. Pero Pedro estuvo desde el principio. Yo estaba con otro productor, sacamos una televisión, luego las ayudas del IVAC…
Pedro: Hay que decir que sacar una película es una carrera de fondo. El guión que empezó Achero realmente ocurría en EE.UU., entre Nueva York y Miami. Luego lo fuimos transformando pensando en una coproducción con Francia y empezaba en París, pero tampoco terminábamos de encajar el tema; y al final rodamos aquí donde encajaba todo de una manera muy natural. Achero conocía bien Calpe ¿no?
Achero: Sí. El Albir y toda la zona de aquí porque mi familia es valenciana. Toda la parte de mi madre es valenciana y tengo una parte aragonesa. Entonces tenemos mucha relación con esto, con Valencia. Es verdad que al principio lo que yo quería era EE.UU. porque la parte del viaje era más largo y aquí se hacía más corto, pero era más fácil en España porque aquí la ley es mucho menos laxa que en EE.UU. En EE.UU. llevarte un cadáver, mientras te lo lleves bien, te lo puedes llevar donde te dé la gana mientras que la ley de aquí es mucho más estricta. Allí el viaje era más largo porque él tenía menos problemas legales. Y a mí me gustó la transformación del guion cuando nos lo trajimos aquí porque me parecía más interesante aquí de lo que era allí. Era todo lo mismo, lo de la familia, pero lo cuestión de la legalidad y la dificultad era mejor aquí.
¿Podemos hablar de algún proyecto futuro? ¿O te preguntamos dentro de siete u ocho años porque más que Welles pareces Erice (risas)?
Achero: Yo soy ‘ericiano’, lo digo siempre. Soy ‘ericiano’ con una película más… Realmente no tengo ni idea. Tengo proyectos y tengo guiones, incluso un proyecto aquí en la Comunitat Valenciana, y voy a intentarlo sacarlo adelante. No es que no hubiera querido rodar en diez años… lo que sí que quiero es rodar prístinamente, con las condiciones que yo creo que tengo que tener porque en caso contrario prefiero no rodar. Entiendo que haya gente –y no crítico a nadie- que ruede aunque sus circunstancias no sean las mejores, pero yo puedo vivir de otras cosas; y si puedo vivir de otras cosas yo voy a intentar dirigir cuando se den las condiciones apropiadas para la historia concreta que yo quiera rodar. Si se dan, lo haré.
Y ahondando en esto yo creo que el cine autoral esta cada vez más peligro. Creo que la tradición europea de personajes de clase media está desapareciendo. La Ley del 2015 para mí es nefasta y no ha traído nada bueno. Hay pocos productos independientes, pocos autores que puedan hacer cosas. No soy yo el que no ha dirigido durante diez años, son muchos autores y directores que se pasan cinco o diez años sin dirigir, y en Europa también, no sólo aquí.
Las ayudas cada vez se van comercializando más. Estamos en un mundo absolutamente al revés, en donde las televisiones privadas acceden a la ayuda pública y son ellas las que condicionan y fiscalizan el contenido del dinero público. Es el mundo al revés, seríamos nosotros o lo público quien debería condicionar, y la Ley dice que tiene que haber diversidad cultural. Y lo que pasa es justamente lo contrario.
Los parámetros son más comerciales que de calidad. Esa es la Ley que tenemos. Además, si esta Ley pretendía tener más beneficios de cara a la asistencia del público y favorecer la asistencia del público a las películas españolas, no es cierto. Durante los últimos años, los dos últimos sobre todo, ha subido la cuota de pantalla y el único índice que ha bajado ha sido el español. Esa intención de comercializar las ayudas para que las películas y el público fuera mejor no se está dando tampoco, desde ese punto de vista que era el que se perseguía es un fracaso.
Y yo me hago la pregunta, y creo que hay que reflexionar sobre esto, la tradición cultural en Europa necesita de la mirada del autor, de los directores, y de otro tipo de historias. Y se puede hacer de una manera que se combinen ambas. Yo no digo que no exista el otro cine, digo que se tienen que combinar. Y ahora mismo hay alguien que está perdiendo claramente la partida y eso es malo para el cine en general.
También se ve en la película, el boom de las series en detrimento del cine o del teatro.
Achero: Dicen “Estás en contra de las series y tú hablas en voz del personaje de Ernesto”. No. Yo pienso tanto lo que piensa el personaje de Ernesto como también en lo que piensa el de Cloe. Yo creo que hay series buenísimas que se están haciendo y series que son plastilina argumental que se estira. La serie está cogiendo un hueco que el cine ha abandonado que es la clase media y la historia de personajes. Anteslos directores teníamos un productor, y lo que condicionaba ese productor al contenido y a la libertad del autor era mucho menor que lo que ahora condicionan las series de cara a las plataformas, que son las que están convirtiendo en los nuevos estudios. Y el creador pierde libertad, por supuesto. Menos en algunos productos de series donde está el sello autoral, la mirada, y que muchas veces no son de grandes plataformas. Pero bueno… las plataformas a veces se atreven y justamente se dan cuenta de que esas singularidades y esas diferencias, ellos las convierten en universal; pero tienen que atender a la singularidad y a proyectos que de alguna manera tengan una mirada diferente. Estamos ahí y veremos qué pasa.
Escribe Luis Tormo
Artículo publicado originalmente en Encadenados