Entrevistamos a Fernando González Molina, director de El legado en los huesos

El director Fernando González Molina, que ya dirigió El guardian invisible, la primera película basada en la Trilogía del Batzan de la escritora Dolores Redondo, estrena ahora Legado en los huesos.

El filme está protagonizada por Marta Etura, Carlos Librado Nene, Francesc Orella, Benn Northover, Itziar Aizpuru, Elvira Mínguez, Colin McFarlane, Susi Sánchez, Patricia López, Pedro Casablanc, Paco Tous y Manolo Solo, que retoman sus personajes. Se suman al reparto original Leonardo Sbaraglia, interpretando al juez Markina; Imanol Arias, que se pone en la piel del padre Sarasola; Ana Wagener, como Fina Hidalgo; Eduardo Rosa, como el subinspector Goñi; y Marta Larralde, en el papel de Yolanda Berrueta.

Tras el éxito de El guardián invisible, primera parte de la trilogía, que fue vista en cines españoles por 600.000 espectadores, la adaptación cinematográfica del resto de la trilogía se ha llevado a cabo bajo un modelo de producción muy similar al de las grandes producciones internacionales actuales e inédito en España. Las dos películas se han filmado en un único rodaje.

Legado en los huesos es una producción de Nostromo Pictures y Mantecadas Salazar AIE en asociación con Atresmedia Cine y Nadcon Film, con la producción asociada de ZDF, ARTE y Orange, y con la participación de Atresmedia y Cosmopolitan TV. La película la distribuye DeAPlaneta y se estrena en cines el 5 de diciembre.

La tercera entrega, Ofrenda en la tormenta, llegará a los cines el 3 de abril de 2020.

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Fernando González Molina con Marta Etura. Foto: © Michael Oats

La película es un thriller pero dentro de esa estructura estamos ante un drama. El viaje interior de una mujer para descubrir secretos de ella misma y de su familia.

Sí, es eso. Cada vez que me preguntan qué es la película me pongo como gato panza arriba para decir que es un thriller. Para mí un thriller procedimental es otra cosa. Es verdad que nace como un thriller procedimental pero creo que la película forma parte de una saga y de alguna manera tiene elementos de saga familiar.

Al final es eso, una película de investigación familiar, de misterio, un drama familiar, aunque digamos que no está tratado de manera íntima sino buscando la espectacularidad. Pero es un viaje íntimo, es una madre que tiene la necesidad de saber quién es, conocer el legado del que viene, y que al conocer ese legado, siente que tiene que proteger a su hijo. El viaje de ella y su maternidad son la clave de la historia.

¿Cómo gestionas la adaptación de la novela original al cine, dos lenguajes muy diferentes? ¿Qué seleccionas y qué desechas?

El cine se ha nutrido siempre de la literatura. Algunas de las mejores películas de la historia del cine son adaptaciones literarias porque al final son historias poderosas que apetece contar. Cuando leo una novela, en este caso las tres obras de la Trilogía del Baztán, básicamente analizo cuál es la esencia de lo que me gusta y lo que es más cinematográfico de cara a llevarlo a la pantalla.

En este caso de lo que hablábamos es de la historia de Amaia, una historia en tres actos sobre un personaje; ese personaje, su dolor, su viaje, lo que le ha sucedido, su pasado, lo que protege… Todo eso es lo que me interesa, entonces a partir de ahí hablo con Dolores [Redondo, la escritora de la trilogía] y hablamos mucho de dónde está la esencia de su trilogía, qué es lo que ella quería contar. Y ella me dice «yo quiero contar la historia de una mujer, usar el thriller como excusa para contar la historia de una mujer». Y eso es lo que hemos hecho.

¿Tenías presión por el hecho de ser una novela muy leída?

Aquí la presión no viene porque sea una novela muy leída, que también un poco, ya que al final tú quieres gustar y estar a la altura de las expectativas del público. A mí, básicamente, me importaba ser fiel al lector que yo era. Para adaptar una novela lo fundamental es que te guste mucho la novela, esa es la clave, que te fascine la obra, que no quieras estar alejado de la historia. A mí las novelas, en su conjunto, la mezcla de historia entre la razón y las creencias ancestrales, lo sobrenatural, la maternidad o el matriarcado, son temas que convierten la novela en algo excepcional que me interesaba mucho. Y quería ser fiel a eso.

Y con el tiempo respetar la mirada de Dolores, hacer coincidir su mirada con la mía. La mirada mía como director de cine y la mirada suya como novelista. Me preocupaba lo que fuera a pensar ella. Son varias las novelas en mi carrera y ya me he acostumbrado a la sensación esta de la novela y la película. La presión está en no defraudarte a ti como lector de algo que te gusta mucho.

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Has rodado El legado en los huesos y también la tercera película que cierra la trilogía, a la vez, que es un hecho insólito en el cine español.

Sí, hay varias razones. Una importante es hacerlas posible. Rodarlas conjuntamente permitía abaratar algunos costes de producción, aprovechar los actores, las localizaciones, las intervenciones en los lugares, los viajes del equipo, etc. Si las hacíamos juntas, todo esto era más viable. Y luego, como está película acaba bastante en alto, la tercera película continúa de manera inmediata en el tiempo; hacer ese viaje conjunto permitía que viviéramos ese viaje de Amaia y le podía venir bien a la historia.

Hacer las dos películas a la vez era un riesgo por la complejidad que tiene, pero también era una manera de asegurarnos que la historia se contaba hasta el final. Me parecía lo más honesto, yo leí tres novelas y quería hacer tres películas. Los productores estaban contentos con la primera película, contentos con los guiones que leyeron y se vieron con capacidad de financiar las dos películas y dijeron: «Nosotros podemos hacer dos películas»; y yo dije «Hagámoslas» Y creo que todo cobrará sentido con la tercera película.

En relación con los paisajes y las localizaciones, que tienen un gran protagonismo en la historia, ¿con qué dificultades te has encontrado?

A nivel de rodaje, lo más difícil ha sido lo que parece más sencillo en la película que es toda la relación de ella con su bebé: uno, porque rodar con niños es dificilísimo; dos, porque es una cosa muy intangible y difícil de contar. Me parece que es el tema central de la película. Cuando leí la novela, ésta hablaba de una madre y de su hijo, por lo tanto todas las escenas en que Amaia está con su hijo tuvimos bastante cuidado pues en esas escenas lo que no se dice es tan importante como lo que se dice.

A nivel técnico, evidentemente, lo más difícil ha sido rodar todo lo que tiene que ver con la inundación en la que están combinados el rodaje en piscinas con el croma. Construimos un trozo de la calle en decorados, construimos un trozo de la casa, tuvimos que poner turbinas para mover el agua. Y nueve meses de efectos visuales, que es lo más complicado, para luego ocupar cinco o seis minutos de película, pero ha sido lo más caro.

En esta película, que tiene un presupuesto importante, al igual que alguna tuya anterior como Palmeras en la nieve, ¿qué espacio queda para introducir o situar la parte autoral, tu firma creativa dentro de este tipo de películas muy grandes con una gran producción?

No me paro a pensar eso realmente. Trato de contar una historia que me gusta, de la manera que yo creo que se tiene que contar, y pienso igual ingenuamente, que esa es la manera de dejarte a ti mismo en la historia. Al final es tu mirada, te centras en lo que más te interesa de la historia, es tu manera de dirigir a la actriz, retratar su dolor; es ahí en esas pequeñas cosas.

Es verdad que en las películas grandes la producción se te puede llevar por delante, pero al final, aunque El legado en los huesos sea una película importante de presupuesto, ambiciosa, no deja de ser una película, como tú decías antes, íntima. En el trabajo con Marta Etura y en el retrato de su personaje es donde yo creo que ha sido más íntimo y más intenso mi trabajo.

De lo que más orgullo me siento es de la construcción del personaje de Amaia, con sus conflictos, con sus miedos, ahí es donde creo que la película adquiere un cariz más autoral, teniendo en cuenta que me da siempre miedo hablar de esta cosa autoral, porque al final, para mí, todos los directores de cine son, o somos, autores. Me siento autor de la película pero tampoco me pongo a analizar este concepto.

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Solo la decisión de dónde pones la cámara o cómo la mueves…

Exacto. Y además, la decisión de contar esa historia y no otra, ya es una decisión autoral. Elegir esa novela o elegir ese pasaje de la novela, elegir esa actriz para contarlo, todo eso son las decisiones.

Has realizado todo tipo de géneros. Empezaste con la comedia (Fuga de cerebros), películas románticas (Tres metros sobre el cielo, Tengo ganas de ti), adaptaciones con trasfondo histórico (Palmeras en la nieve) o thrillers (la Trilogía de Batzán). ¿En qué género te sientes más cómodo o simplemente cuentas historias?

Me gusta contar historias, pero es verdad que con los años me he ido acercando más al drama y a lo emocional y me he ido alejando de la comedia. Supongo que me voy haciendo mayor, o me he hecho mayor, y me interesa el drama. Me apetece viajar al drama íntimo, algo más pequeño.

Como decías, estas películas grandes son difíciles de gestionar y también me apetece sentir la sensación de que estamos dos actores, un lugar, yo, y trabajar un poco ahí. Y crear cine. En estas películas tan complicadas, con tantas localizaciones o actores, al final, son un pequeño monstruo que te lleva por delante. Me apetece adelgazar la operativa para concentrarme en la historia.

Y ya para terminar, tienes un nuevo proyecto, la serie Paraíso, que además se localiza aquí en la Comunitat Valenciana.

Efectivamente, empezamos a rodar el día 8 de enero. Empezamos en Valencia, en los alrededores, estamos instalados aquí unas ocho semanas; luego nos vamos a Alicante y rodamos en Jávea, en Altea, en Calpe, en muchos sitios. Aquí rodamos en Valencia, en la Albufera, en el Perelló, en el Perellonet; y también en Chilches, en Almenara, damos unas cuantas vueltas…

Es una serie para Movistar en la que estás implicado desde el principio.

Sí, es una idea mía junto a dos guionistas, creada por nosotros tres y que yo dirijo y soy el productor. Es un proyecto bastante personal.

Escribe Luis Tormo

Artículo publicado originalmente en Encadenados

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