«Viví el reto desde la inocencia total»
La inocencia (2019), la opera prima de Lucía Alemany, tuvo su estreno en la pasada edición del Festival de Cine de San Sebastián, siendo recibida con todo tipo de parabienes por la crítica. Rodada en Traiguera (Castellón), la película es una historia centrada en los retos, las dificultades y las dudas que rodean a Lis, una adolescente que vive un verano que será decisivo en su vida. Tras San Sebastián la película se ha exhibido en la reciente edición de la Mostra de València – Cinema del Mediterrani y es uno de los filmes que cuenta con un buen número de nominaciones para los II Premios del Audiovisual Valenciano.
Con un elenco de actores y actrices reconocidos, como Laia Marull, Sergi López, Joel Bosqued o Sonia Almarcha, destaca la interpretación de Carmen Arrufat, una joven actriz castellonense que en su debut ante las cámaras asume el reto de interpretar a una adolescente que comienza a asomarse a la vida adulta.
A continuación os dejamos la entrevista que mantuvimos en Valencia con Carmen Arrufat, donde la actriz de 16 años nos habla de cómo ha sido su experiencia y de toda la ilusión que le ha generado participar en un proyecto como La inocencia.

La inocencia ha sido tu primer trabajo.
Anterior a La inocencia no había hecho nada. Tenía clases de interpretación en Castellón y llevaba desde los 11 años haciendo estas clases y alguna vez al final de curso grabábamos un pequeño corto, unas cuantas escenas, pero era algo muy pequeño, muy de clase, nada al nivel de una película como La inocencia.
¿Y cómo llegas a la película? ¿Cómo viviste ese momento?
Me encontraba en la academia de interpretación que se llama Aula, Cine y Televisión de Castellón y el profesor nos enviaba castings cuando eran cercanos, por la zona. Muchos de esos castings que veía eran para mayores de 18 años y no podía presentarme, pero entre todos esos castings vi el cartel del casting de La inocencia en el buscaban a gente de 16 años.
Era una época en que quería venirme a Valencia, en un momento en que no sabía exactamente qué quería, incluso quería cambiarme de instituto, pero no estaba segura. Al ver el cartel del casting quise presentarme aunque buscaban a mayores de 16 años y yo en ese momento tenía 15, con lo cual no lo veía claro, hasta que una compañera de clase se presentó al casting y nos comentó que parecía un proyecto que pintaba muy bien aunque a ella le habían dicho que no porque buscaban chicas que hicieran deporte. Yo bailaba en ese momento, había hecho artes marciales y equitación, con lo cual pensé que, al hacer deporte, tampoco perdía nada por presentarme y grabé un video de presentación.
Y de repente, dos días después, Lucía [Lucía Alemany, la directora] me contesto y me dijo: «Eres exactamente lo que estamos buscando, ven el jueves que viene a Traiguera». Y ahí empezó todo. Yo no tenía ni idea de que era la elegida, de hecho, luego Lucía me dijo que nunca había habido otra más, pero yo no lo sabía y pensaba que iba pasando castings, hasta que oficialmente me lo dijeron a través de mi entrenadora que me dijo: «Enhorabuena porque te han cogido».
O sea, que en realidad los castings ya eran casi como ensayos.
Yo creo que cuando pasaba castings, para Lucía ya estaba dentro de la película, aunque por parte de los productores aun lo estaban mirando porque buscaban a alguien muy deportista. Yo hacía deporte, pero no había cogido una raqueta en mi vida y en Traiguera juegan a frontón muy bien, quizá les hubiera gustado una persona más atlética que yo, y en el fondo tenía 15 años.
Cuando ya estás en la película, lees el guión y te das cuenta de que eras realmente la protagonista. ¿Sientes algún vértigo ante este reto?
La verdad es que lo viví desde la inocencia total.
Como el título…
Sí, sí. Me dieron el guión el primer día y, sinceramente, yo no sabía el tipo de película que era, podía ser una película de las que se hacen para YouTube. Para mí la experiencia brutal era ir al casting. Si llego a ser consciente de que esta película acaba en salas comerciales, que va a festivales, a San Sebastián o compite en premios, posiblemente hubiera dicho: «¡Guau!». Pero como no lo sabía, leí el guión y solo pensé que las escenas con el que era mi novio eran durillas y que tenía que correr mucho, pero dije: «¡A por todas!».
Tienes un personaje que evoluciona a lo largo de la película. Durante el transcurso del verano parece que todo se va complicando. ¿Cómo viviste ese cambio que le ocurre a tu personaje?
Realmente no viví tanto ese cambio como aparece en la película ya que no grabamos cronológicamente, por eso no lo noté tanto. Si hubiéramos grabado la primera escena el primer día y así hasta la última quizá hubiese sentido más lo que es el cambio; pero como a lo mejor un día hacíamos una escena de verano donde estaba contenta y de fiesta y luego hacíamos algo diferente… Por ejemplo, la escena en que lo dejo con Nestor [Joel Bosqued] la grabé el mismo día que la escena en la que estoy entrando en la discoteca con las amigas, donde estamos bailando, y que está situada al principio. Todo era muy rápido. Me iban dando indicaciones, decían: «Estate triste».
Sí que hay emociones que me costaron mucho, pues hay situaciones que no me han pasado y no acababa de entenderlas, pero al final tenía a Lucía y a los tres actorazos que trabajaban conmigo y que me ayudaron muchísimo. Al final acabé adoptando un método que era muy de reflexión; de esa forma si tengo que decir que estoy ante una situación problemática, pensaba qué me genera a mí con quince años, en un pueblo pequeño, tener ese problema. Me genera ansiedad, tristeza, estrés, rabia,… A mí como Carmen, qué me generan en la vida real esas emociones, y a partir de ahí, sacando esas emociones mías se las traspasaba a Lis. Y al final el método me acabó funcionando.
Pero a pesar de ese problema que le pasa a tu personaje, que es una situación complicada, la película tiene muchas más cosas, muchos más temas. La incomunicación entre una adolescente y sus padres, la vida en el pueblo y el qué dirán, el personaje de Lis que quiere ir a Barcelona a estudiar circo, etc.
Lucía siempre dice que la película va de un montón de cosas, entre ellas la falta de comunicación entre padres e hijos. Para mí el tema principal, el que me llega a mí al verla, es la fuerza que coge una niña totalmente inocente a la que le empiezan a pasar cosas, y ella sabe que tiene un objetivo y lo va a cumplir. Ese es el tema: toda la fuerza que lleva dentro y el empeño que saca para conseguirlo.
El ambiente de pueblo está ahí, yo estaba cercana a ese ambiente, no tan a ese extremo pero veraneo en un pueblo y sé lo que es. Mis padres no son así y no tengo ese problema de incomunicación, pero puedo entender la situación porque la he visto y realmente no me pareció algo raro, pues son cosas que siguen pasando.
Al final, dentro de esa familia clásica o tradicional, la madre es la que termina ayudando, comprendiendo a la hija.
Sí, exacto. Es una ruptura de los esquemas de la madre porque tiene que evolucionar. Hay una evolución tanto en mi personaje como en el suyo. Ella acaba rompiendo con todos los ideales que tiene, con eso de qué pensaran en el pueblo, y al final comprende que tiene que evolucionar y ayudar a su hija.
Antes has nombrado el trabajo con los actores, Laia Marull y Sergi López.
La relación con Laia Marull y Sergi López estuvo muy bien. Vivíamos juntos en una misma casa y creo que eso estaba pensado pues nos pusieron juntos para que estuviéramos como una familia. Sergi es genial y Laia me apoyo porque a mí me costaba incluso dormir en una casa de pueblo, antigua, y Laia siempre me decía que si necesitaba algo acudiese a ella, fue muy maternal conmigo.
Es verdad que a la hora del rodaje me creaba mucha presión, pero no solo con ellos, también con Joel y Sonia Almarcha. Joel y Sonia son dos actores con mucha trayectoria que me imponían porque al final estaba pensando que estaba compartiendo escena con cuatro actores con una trayectoria impresionante y yo acabo de empezar. Eso creaba presión. Pero soy una persona a la que la presión le ayuda pues me obliga a ponerme a la altura, me obliga a esforzarme. Para mí era: «Voy a intentarlo, voy a intentarlo» para ponerme a su nivel. Y las veces que no podía, Laia siempre me ayudaba dándome indicaciones, Joel igual, Sergi se reía conmigo cuando algo no me salía bien y Sonia es genial. Así que esa presión fue desapareciendo al rodar con ellos.
¿Qué escenas te resultaron más complicadas de hacer? ¿Las que tienes con tus padres o las escenas dramáticas que tienes con el personaje de tu novio?
Que yo recuerda, la única escena que llegué a decirle a Lucía «Yo no puedo hacer esto» es la escena que tengo que pelear con Joel, donde me rompe el skate. Estuvimos tres horas para rodarla. Yo soy una persona que llorar o reír lo saco, para mí es lo más fácil, pero la rabia es algo que me cuesta. En mi día a día soy una persona muy normal que no exploto, salvo algún día, pero ya está. Entonces Lucía pretendía que sacara una rabia muy grande, y yo no podía. Me decía: «Ahora ve a los de sonido y háblales mal» o «Ve corriendo por el pueblo y vas insultando»; y yo le contestaba «Es que yo no puedo hablarles mal, hacer eso».
Ese día se puso a llover, tuvimos que parar, y al final, era tal el agobio que me generó la dificultad para hacer la escena que hubo un momento en que le dije a Lucía: «Grábame». Y fue tal el agobio y la rabia que lo traspasé todo a la rabia que me generaba el que Nestor (el personaje de Joel) estuviese delante de mí. Y al final es una de mis escenas favoritas.
Nos imaginamos que la relación con la directora, Lucia Alemany, fue muy estrecha. Ella ha comentado que la película tiene mucho de su propia biografía y sería la que más podría guiarte.
Totalmente. Al fin y al cabo era la persona que me sacaba las emociones. Creo que Lucía se sabe mi vida en capítulos, más que yo la suya, ella la mía. Era mi apoyo, mi confidente en todo momento. No sé si eso es lo normal, espero que sí. Le quiero un montón y le estaré siempre agradecida por la oportunidad que me ha dado y, si no fuera por ella, yo ahora mismo no estaría haciendo lo que realmente me gusta. Además de un agradecimiento y una admiración enorme hacia ella, le tengo un cariño brutal, Lucía ya es de mi familia.
¿Y cómo ha sido rodar en la Comunitat Valenciana? Además en localizaciones cercanas a tu casa.
Para mí, aunque estaba cerca de casa, aquí en la Comunitat Valenciana, ha sido un cambio grande por vivir sola durante el rodaje. Pero fue como dices, estar en casa, tenía a mi familia al lado a 40 minutos en tren. Y estar en Traiguera, con un ambiente que yo conocía —el verano en un pueblo con fiestas— porque lo he hecho de siempre, estuvo muy bien. Llegar a Traiguera, conocerlo, participar de las fiestas, la gente que se volcó con la película…
Y para terminar, tienes algún proyecto a la vista.
Sí, pero en estos momentos no puedo contar nada.
Pero tu idea es continuar en el mundo del cine…
Sí, sí. Es mi sueño. Aunque mi sueño ya ha sido hacer una película como La inocencia. Poder trabajar de esto sería mi máxima aspiración. Es lo que me gusta. El otro día me preguntaban que cuál era mi máxima aspiración, con quién quería trabajar. Y mi máxima ambición es continuar con esto, sea donde sea.
Escribe Luis Tormo
Artículo publicado originalmente en Encadenados
Gran entrevista como nos tienes acostumbrados.