Es necesario apostar por el respeto, por un tipo de comportamiento más amable, intentando entender al que tenemos al lado
Paz Jiménez
La directora malagueña Paz Jiménez debuta en el largometraje con la comedia Como Dios manda, que se estrena en salas de cine el próximo 2 de junio. La película, que clausuró el pasado Festival de Málaga, pone en imágenes una historia sobre la tolerancia, la convivencia y el respeto.
Andrés Cuadrado (Leo Harlem), un funcionario chapado a la antigua. Conservador y algo machista, se toma su trabajo en el Ministerio de Hacienda muy en serio. Se considera ante todo una persona «como dios manda» y, en consecuencia, da por sentado que todo responde a un orden natural, jerárquico e inamovible. Tras un desafortunado enfrentamiento con una compañera de trabajo, Andrés es sancionado y trasladado al Ministerio de Igualdad. Allí todo es totalmente nuevo para él: no hay sitios asignados, no hay horarios, y todo el mundo es vegano. Andrés tendrá que ponerse al día para adecuarse a ese nuevo orden de las cosas.
La película es una es una producción de Áralan Films, Atresmedia Cine y Como Dios Manda La Película A.I.E.. La distribución corre a cargo de Warner Bros. Pictures España. Con motivo de su estreno los cines Kinepolis de Paterna, dentro de la iniciativa Los Preestrenos del Festival Antonio Ferrandis, hemos conversado con la directora Paz Jiménez y con el actor Julián Villagrán, ganador del Goya por su papel en Grupo 7 y conocido por trabajos como Cuando los ángeles duermen, Operación Camarón o La chica de nieve.

Es tu debut en el largometraje. ¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir esta película de cierta envergadura en cuanto a producción?
Paz Jiménez: En un primer momento lo afronté desde el punto de vista técnico. Llevo unos añitos trabajando en el equipo de dirección haciendo películas, así que lo afronté como un técnico más. Y luego me llevé la historia a mi terreno, es un guion de encargo que me vino dado e hice la historia mía como pude y supe, rodeándome de la gente preferida con la que he estado trabajando estos veinte años, tanto equipo técnico como artístico.
¿Y cómo es el proceso de llevarte el guion a tu terreno?
Paz: Tuve la gran ventaja de que cuando me incorporé la película estaba ambientada en Málaga. Yo soy malagueña, aunque llevó quince años viviendo en Sevilla. La película se ha rodado a caballo entre Sevilla y Málaga, y eso me ayudó bastante. El rodaje de Málaga, que básicamente son los exteriores, me lo llevé a mi barrio, a mis lugares, y a partir de ahí lo plantee como me gustaría verlo a mí como espectadora. Tiré de mis referentes, del tipo de comedia que más me gusta, y así lo trabajé con los actores. Una comedia donde hay guiños y gestos entre los actores, los silencios, y no ceñirnos al texto, a la sucesión de chistes.
Ese fue a priori el esquema para afrontar la película. El guion estaba muy cerrado, muy trabajado, con lo cual era fácil cogerlo, ponerle localizaciones, poner cara a los personajes. y también la música, que viste y adorna muy bien la historia, junto a los exteriores luminosos de Málaga que a la comedia le vino genial.
Julián, tú en principio te llamaron para un cameo y al final se alargó tu papel en la película.
Julián Villagrán: Paz me llamó para hacer el número del Orgullo que no estaba en el guion. Se lo había inventado ella y no sé por qué pensó en mí. Me llamó y cuando me leí el guion vi que había un personaje en Igualdad que podía tener una conexión con esa escena y le propuse hacerlo y ella lo aceptó.
Tú eres músico también. ¿Algo te facilitaría para hacer la escena?
Julián: Sí, un poco de todo. Más o menos. Entrar en sincro con la música y con el baile, no se me da mal, la verdad. Por ser músico y porque he hecho mucha danza; en este caso montamos el número con el coreógrafo Aarón Mata.
Pero yo poco tengo que hacer. Intenté hacerlo muy suave todo. Yo no soy en mi aspecto físico y en mis movimientos un macho ibérico. Tengo cierta feminidad que de niño quizá ocultaba más por miedo a que me hicieran bullyling, que me lo hicieron por ello; aquí he tenido que dejarme llevar y tampoco he pretendido hacer grandes cosas, excepto el número final que quizá es más pomposo [risas].
La película tiene un aspecto visual que remite a las películas de comedia clásica: el uso del formato panorámico, los títulos de crédito con pantalla partida, la música, etc.
Paz: Es lo que hemos hablado. Lo afronté como me gustaría verlo como espectadora. Los créditos del principio que tenía muy claro que iban con pantalla partida, que no solo se utiliza al principio sino en un par de momentos también. Es un recurso que venía bien porque luego la película, a nivel narrativo, es muy sencilla; y no quería tirar de alardes técnicos porque creo que no le iba a la historia. Hay mucho seguimiento de los personajes pero no hay grandes alardes técnicos. Pero sí quería permitirme el lujo de juguetear un poco en los créditos y en determinados momentos puntuales de la película.
En esta película tienes un papel más reducido en cuanto a tiempo en pantalla pero del que sacas partido para que quede en la retina del espectador. Un hecho que se repite en tus personajes secundarios para la televisión y el cine. ¿Cómo has trabajado el personaje?
Julián: A mí me llamó Paz para hacer esto. La conocía de la película Cuando los ángeles duermen y tuve mucha conexión con ella, me parecía una persona muy afable, muy guay, y cuando me llamo enseguida quise estar en la película. Y también por acompañar su debut como directora.
Sabía que iba a rodar en familia. Yo soy de Sevilla, todo el equipo técnico nos hemos criado juntos cinematográficamente y sabía que iba a estar a gusto, que para mí es algo primordial en una película. Y luego, yo intento hacer lo mío cuando me tocan las líneas de guion, intento sacarle un poco de brillo a lo que está escrito y siempre aportar lo máximo.
Utilizáis la comedia para lanzar ese mensaje de convivencia, de tolerancia y respeto.
Paz: Llegados a este punto es necesario apostar por el respeto, por un tipo de comportamiento más amable, intentando entender al que tenemos al lado. La sociedad cada vez es más heterogénea, plural y diversa, afortunadamente, y ahí es hacia donde debemos caminar; y quien se oponga a ello es que no ha entendido nada. Al final se trata de decir que no es excusa el que vengamos de una sociedad heteropatriarcal, que yo me he criado de determinada forma, etc. El respecto y la educación es una herramienta fundamental para las nuevas generaciones, pero también se puede aprender respeto y vivir en armonía en la madurez.
La película podía tener un riesgo que era caer en la parodia de esas nuevas actitudes y resultar contradictoria burlándose de las nuevas formas de entender la sociedad. Eso se salva en Como Dios manda.
Paz: Me alegro que lo digas porque en una fase inicial del proyecto, antes del rodaje, hubo cierto vértigo por mi parte. Por no parodiar y por tratarlo con respecto absoluto para que nadie se sintiese ofendido. Sentí el miedo de que se interpretara mal determinados chistes. Creo que eso el elenco de actores lo entendió a la primera, y también porque tiran de su saber estar y de su filosofía como personas. Ese respeto, y ese cariño a todos los colectivos, está ahí.
Incluso el personaje de Andrés Cuadrado, que sobre el papel es un energúmeno absoluto, y es cierto que al principio de la película empieza muy fuerte y te genera un rechazo, a medida que va avanzando la trama hay determinados gestos en el personaje de Leo Harlem que generan un poco de ternura porque él realmente no entiende, no sabe estar en determinadas circunstancias. No lo hace por maldad sino porque está intentando adaptarse y no entiende las cosas. Creo que hasta su personaje está tratado con respeto y con ternura. Y ese era el objetivo que queríamos alcanzar con todos los chistes y las situaciones.
Sentí ese vértigo al principio porque le estábamos dando a todos: funcionariado, feministas, todo el mundo… Pero hablándolo con los actores, las actrices y con el equipo quedó claro que la película está tratada con respeto y cariño. Y al final es inevitable que alguien se ofenda en un momento determinado pero creo que la mayoría sabrá que está tratado con respeto.
Es algo que nos empieza a afectar. Ese miedo en el humor que hace que haya cierta contención para no molestar a nadie.
Paz: Sí, parece que todo el mundo se ofende. Ahora tenemos miedo con lo políticamente incorrecto pero es cierto que a veces es una traba para el humor, para la comedia. Creo que debemos recibirlo como espectadores, pero no solo en las películas sino en la cultura en general, en tu vida diaria; intentar apartar ese estado de ofuscamiento que tenemos todos y decir: “Vamos a reírnos de nosotros mismos”.
¿Algún proyecto que nos podías contar?
Julián: Ahora acabo de hacer una película con una director novel, Clara Bilbao [Tratamos demasiado bien a las mujeres], que va sobre los maquis con Antonio de la Torre y Carmen Machi; también he hecho una comedia con Arturo Valls en Barcelona [Mala persona] y el corto Harta que ha sido multipremiado.
Paz: He estado de script en la serie El hijo zurdo para Movistar y me incorporo ahora como script a la película que dirige Paz Vega en Sevilla.
Escribe Luis Tormo
Artículo publicado originalmente en Encadenados