La comedia es apta para tratar todos los temas
Lucía Alemany
Lucía Alemany debutó en el cine con La inocencia, película con la que obtuvo, entre otros reconocimientos, dos nominaciones a los premios Goya, siete a los Gaudí y tres premios Berlanga de l’Audiovisual Valencià, entre ellos el de mejor dirección. Con Mari(dos), con su segundo trabajo para la pantalla grande, se inicia en el género de la comedia acompañada de dos actores de la talla de Paco León y Ernesto Alterio.
Mari(dos), que se estrena en cines de toda España el 10 de marzo, es una producción de TELECINCO CINEMA, CIUDADANO CISKUL, THINK STUDIO y DOS MARIDOS AIE, que cuenta con la participación de MEDIASET ESPAÑA, MOVISTAR PLUS+ y MEDITERRÁNEO MEDIASET ESPAÑA GROUP. En España la distribución de la película corre a cargo de BUENA VISTA INTERNATIONAL.
Aprovechando la presencia de la directora castellonense en los cines Kinepolis de Paterna hemos mantenido una entrevista en la que repasamos la evolución de su carrera tras La inocencia, el papel de la comedia como género para explicar los cambios de la sociedad y el tono que aporta como directora en un filme de estas características.

Debutas en el cine con La inocencia, una película con la que consigues dos nominaciones a los Premios Goya. ¿Cuál ha sido el camino para volver a realizar un largometraje? Mientras tanto has realizado también algunos trabajos para televisión como Élite: Historias breves.
Cuando acabé La inocencia presenté a Morena Films un proyecto de una película y no se pudo hacer. Y a partir de ahí me di cuenta de lo que necesitaba hacer: un salto cuantitativo; necesitaba trayectoria para que cuando quisiera levantar un proyecto mi nombre tuviera la solidez para que se apostara por mí.
Y yo no fui a buscar Mari(dos), realmente Mari(dos) me vino a buscar a mí. Como yo tenía muy claro donde estaba mi foco, y mi foco me decía que no quería volver a hacer una película low cost como La inocencia; no quiero que el arte sea un sacrificio porque al final con este cine de autor tan pequeño resulta que las 24 horas de tu vida tienen que estar dedicadas a eso. Somos artistas pero también necesitamos nuestra parte de descanso y nuestra material cubierta para podernos dedicar al resto.
Cuando me llamaron para Mari(dos) me dio mucho miedo porque pensé que no sabría dirigir una comedia pero también me di cuenta de que era una oportunidad que no podía desperdiciar. Me estaban ofreciendo una película con Mediaset, con un presupuesto muy decente y con Paco León en el cast.
Dices que te dio cierto vértigo afrontar el proyecto que significaba pasar de un cine más artesanal a otra más industrial.
Me dio vértigo pasarme a un género que no conocía. No he sido una gran consumidora de comedia, he visto comedias más autorales; y es un género que siempre he considerado como muy difícil, siempre me decían: “Una comedia es lo peor porque si la gente no se ríe…”. Entonces es como: “¿Cómo voy a hacer yo una comedia?”. En mi cabeza era imposible. Pero sacas las castañas del fuego.
Lo que tenía claro es que no podía decir que no. Porque la oportunidad era muy fuerte, que en mi segunda película me ofrecieran una película de estas características. Era un triple salto mortal pero tenía que hacerlo.
Lo que no estaba dispuesta es a hacer otra película como La inocencia, por eso no lo estaba haciendo. Yo presenté un proyecto, me dijeron que no, y a partir de ahí estaba parada; hacía Élite y otras cosas que me llamaban, pero no quería hacer otra película como La inocencia.
¿Y cómo es moverte en el género de la comedia? Un género que en principio no habías tocado.
Desde que dije sí a Mari(dos) solo veía comedias. Obviamente. Me hice un maratón de los gordos. Y sobre todo me apoyé mucho en el equipo. Teniendo a Ernesto y a Paco, que son unos maestros de la comedia, les escuché muchísimo, ellos fueron dos pilares fundamentales; y luego me rodearon de un equipo muy potente senior, yo era novel pero el equipo técnico tenía mucha experiencia. Yo fui con toda mi humildad y saqué de todo lo bueno que tenía.

Cuando lees el guion ¿qué es lo que más te interesa?
Cuando leía el guion lo que más me flipó fueron los diálogos. Pensé: “Pablo y Greixo [Pablo Alén y Greixo Corral, guionistas de la película] son unos genios de la comedia”. Pero luego, para mi gusto, le faltaba poso emocional, mensaje y ternura, y eso es lo que yo propuse darle. Por eso me dije: “¡Guau!, son unos cracks de la comedia pero para que yo dirija esto necesito que tenga algo más”.
Desde Mediaset y los productores, me dijeron que me juntara con Pablo y Greixo para meterle todo eso. Ahí le dimos bastantes vueltas, teniendo en cuenta que yo este guion nunca lo hubiera podido dialogar, los personajes están muy bien definidos, son muy claros, Pablo y Greixo los tienen muy claros en su cabeza.
¿Y de dónde viene ese toque de western que empapa las imágenes y la banda sonora?
Porque vi que al final se trataba de dos hombres enfrentados por una mujer. En el mundo clásico, y en el western, es la hombruna por excelencia con los valores de competitividad, la frialdad, el ser fuerte… Si encierras a estos dos personajes en un western compitiendo por una mujer, acaba en un duelo a tiros, en cambio nosotros no hacemos eso.
Me pareció importante remarcar las leyes del género para ver esa contradicción, son los nuevos hombres que también lloran.
La película incluye un catálogo de cambios sociales y la comedia es un buen género para contar eso.
Sí. Creo que la comedia es apta para tratar todos los temas lo que pasa es que la tenemos un poco maltratada. Parece que el drama es trascendental y ahí se puede tratar los temas trascendentales, dejando para la comedia lo banal. O quizá es que los creadores de comedia se han posicionado en lo banal.
Pero tú miras las comedias del neorrealismo italiano son la bomba, tratan temas profundos y lo hacen desde la comedia. Y la comedia clásica ha tratado todos los grandes temas, ha revolucionado la sociedad. No sé qué está pasando con la comedia actual que la relegamos a temas banales, pero la comedia es un gran género para tratar todos los temas porque desde la risa se aligera aunque también se lloré. Recuerdo la película Truman de Cesc Gay y en el cine reía y lloraba a la vez hablando de la muerte, te pone en la cara un tabú como es la muerte desde la comedia, es magia.
Has nombrado antes a Paco León y Ernesto Alterio. ¿Cómo has trabajado con ellos? ¿Habéis tenido periodo de ensayos? ¿Te ciñes al guion o hay improvisaciones?
Con ellos, en una fase inicial, leímos el guion y racionalizamos todo lo que le pasaba a los personajes, por dónde iban, dónde habitaban, cada diálogo… Una vez estuvimos los tres de acuerdo, metidos en el mismo barco, para mí era fundamental que tuvieran libertad. De hecho, los mejores chistes salen de su cosecha propia, eso es inevitable. Por buenos guionistas que tengas, cuando un actor en escena siente el chiste y lo suelta, siempre es más bueno porque viene de la espontaneidad.
Ernesto es como muy emocional y profundo y Paco es como un bizarro de los chistes, le dices algo y te hace un chiste. Hubiera sido un crimen no usarlo. Y Raúl Cimas, lo mismo. Así que ellos van soltando perlas y la película está llena de improvisaciones.
Aunque está todo muy preparado. Tenía toda la película dibujada pero siempre teníamos un hueco para que apareciera lo inesperado, a lo libre, a lo que fluye, porque creo que es necesario para que la película respire, para que respire vida.
¿Tenías claro la decisión estética para llevar adelante la película?
Todo es un proceso que nace de la voluntad, no es algo que venga muy consciente. Cuando lees el guion de Mari(dos) jamás te imaginas que estaría rodada así, es una peli muy Wil Ferrell o hermanos Farrelly. A nivel estético te imaginas el típico realismo estilizado de las comedias, para que me entiendas, lo que pasa es que viene de mi voluntad el darle un toque, una huella particular.
Primero viene enmarcar esto en un estilo de dirección interesante. ¿Cuál? Y ahí me aparece el western. Entonces me miro los neowestern de Tarantino y lo copio [risas].
¡Fácil!
Aspirar alto. Ambición [risas]. Realmente, la cámara, es Tarantino. Y luego hay otros referentes como Wes Anderson para decorados y vestuario. Twin Peaks para la recreación del pueblo, así medio terrorífico.
Las localizaciones son espectaculares.
Para mí eso era importante. Para que todo el equipo sintamos que estamos haciendo algo importante pero también para el espectador, ya que vas a ver una película y te van a contar una historia, empácala bien, porque nosotros no hacemos fast food. Ya que hacemos la peli vamos a por todas, vamos a hacerte el mayor regalo que podamos hacer. Y la estética es importante, claro.
Y ya para terminar. ¿Proyectos futuros o línea de trabajo?
No puedo hablar pero estoy con un encargo de guion. Una comedia. Un guion escrito por mí. Pero no puedo contar más porque no está atado.
Continúas profundizando con la comedia…
Sí, continúo profundizando con la comedia. ¡Ya ves! ¡Me ha atrapado la comedia!
Escribe Luis Tormo
Artículo publicado originalmente en Encadenados