Exterior Noche de Marco Bellocchio

Los traidores

Al final del primer capítulo de Exterior noche. la serie dirigida por Marco Bellocchio.  el presidente de la Democracia Italiana ha sido secuestrado por las Brigadas Rojas mientras se dirigía al parlamento italiano en el que se iba a votar la moción de confianza sobre el primer ministro Giulio Andreotti. En el interior del maletero, acurrucado en un baul oscuro, apreciamos el rostro de Aldo Moro (Fabrizio Gifuni) que mira directamente a la cámara mientras suena la canción de Jeanette Porque te vas (1).

En esa escena está condensada la esencia de Exterior Noche. El personaje de Aldo Moro, con esa mirada a la cámara, parece dirigirse a los responsables de su destino buscando una respuesta mientras asume la certeza de un incierto destino. La canción habla del dolor por la pérdida, en un tono de amor adolescente, que casa perfectamente con la sensación de abandono que siente Moro tras su secuestro.

El director italiano ya se acercó en 2003 al secuestro de Aldo Moro en su película Buenos días, noche. En aquel momento su visión se materializaba a través del personaje femenino de una terrorista de las Brigadas Rojas implicada en el secuestro, componiendo un retrato intimista limitado prácticamente a las cuatro paredes de un piso.

Fabrizio Gifuni. Foto: Filmin

Dos décadas después, Exterior noche reconstruye este periodo crucial para la historia contemporánea de Italia desde una visión poliédrica que se acerca a todas las personas que de una manera u otra tuvieron responsabilidad en la muerte de Aldo Moro. Tras un primer episodio narrado en función de las claves del cine político: contextualización del momento político y social del país italiano, definición de los personajes clave en la historia, ritmo ágil marcado por las fechas sobreimpresas e la pantalla, los preparativos del secuestro, etc.; así como el bosquejo del mundo personal y familiar de Aldo Moro.

De tal forma que asistimos al planteamiento de una partida de ajedrez política donde la estrategia para conseguir los objetivos necesitará irremediablemente del sacrificio de alguna pieza, aunque ésta sea importante.

Bellocchio se mueve perfectamente en este territorio porque desde sus inicios, a mediados de la década de los 60 del pasado siglo, su análisis siempre se ha centrado en una interpretación crítica de los hechos para intentar aprehender una realidad a la que en muchas ocasiones se ha acercado desde la farsa, desde la representación teatral o desde la recreación de un universo onírico.

El resto de episodios se conforman en base a la combinación de la descripción de la realidad política y un juego imaginario que introduce un carácter teatral y simbólico que escenifica la imposibilidad de acercarse a este acontecimiento de una forma estrictamente racional.

Cada capítulo asume el punto de vista de un personaje al que se le da un protagonismo especial –el ministro del interior Francesco Cossiga; el papa Pablo VI; Adriana, la terrorista de las Brigadas Rojas; Nora, la mujer de Aldo Moro– de tal forma que Exterior noche recompone todo el complejo entramado político que tenía en sus manos la vida de Aldo Moro. A lo largo de las más de cinco horas de imágenes asistimos a un juego de tronos en el que la clave principal era el engorroso compromesso storico –compromiso histórico-, el pacto entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista de Berlinger, prácticamente rechazado por todos, tanto dentro como fuera de Italia (incluido EE.UU. y Rusia); amén de ocultar la red de corrupción política de la Democracia Cristiana y que iría aflorando a lo largo de los próximos años; una situación que hacía de Aldo Moro una figura molesta para amigos y enemigos.

Toni Servillo y Fabrizio Gifuni. Foto: Filmin

Los sucesos acaecidos, y teniendo en cuenta que los hechos nunca terminaron de esclarecerse completamente, convirtieron la política de Italia en una especie de sainete nacional con cartas publicadas, declaraciones de políticos, comunicados de partidos y del Papa, manifestaciones a favor de la liberación o el intervencionismo norteamericano. Y todo ello es lo que permite que la sátira y el simbolismo de Bellocchio casé perfectamente para recrear un universo en el que la principal responsabilidad es atribuible a las Brigadas Rojas pero también al resto de actores que intervinieron.

El veterano director italiano, desde la distancia que marca el paso del tiempo, se permite la licencia de reconstruir este complejo puzle para desnudar las estructuras de un estado y una sociedad en la que nadie sale indemne. La crítica a las Brigadas Rojas es demoledora al dejar patente que la propia cúpula era consciente de que su objetivo final jamás se cumpliría; una crítica que también recae en los “amigos” de la Democracia Cristiana para quien la persona de Aldo Moro era más útil muerta que viva.

De ahí la importancia de la primera escena –que se repite hacia el final de la serie– en la que asistimos a un imaginario Aldo Moro liberado que permanece en la cama de un hospital y es escrutado por los principales dirigentes del país (el ministro del interior, el primer ministro y el presidente de la República). Representaciones paralelas que se suman al resto de piezas del rompecabezas para conformar los diferentes puntos de vista de un relato que Bellocchio entiende debe ser abordado abandonando la estricta naturalidad del relato (como la representación teatral sobre el secuestro y asesinato de Moro).

Un relato que distribuye la culpabilidad entre todos los participantes y en el que la figura de Aldo Moro sale beneficiada al ser el personaje victimizado por el resto, tal y como se explicita en la secuencia imaginada por el papa Pablo VI en el que Aldo Moro aparece con la cruz del calvario y que hay que entender con el tono humorístico que se cuela en este drama político (el cilicio del Papa, la elección de las cruces para la procesión, las escuchas telefónicas de las conversaciones de ciudadanos anónimos, etc.).

Exterior noche tiene que ver con Buenos días, noche pero también con su anterior película en el sentido que ambos personajes no son del todo responsables de su destino y se encuentran inmersos en un complejo entramado del que son una pieza más. De hecho, ambos trabajos conforman un díptico sobre el rompimiento de la estructura política del estado italiano, que tienen en común la presencia de la inquietante y oscura figura de Giulio Andreotti.

Con este apasionante serie (3) el octogenario Marco Bellocchio está completando una trayectoria que en su último recorrido se torna cada vez más lúcida y necesaria para intentar comprender lo que ha pasado en Italia en los últimos cincuenta años.

Escribe Luis Tormo

(1) La canción Porque te vas de Jeanette, compuesta por José Luis Perales, fue publicada en 1974, aunque alcanzó repercusión en toda Europa cuando Carlos Saura la incluyó en la banda sonora de Cria cuervos, su película del año 1976, que se alzó con el Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes de 1976 (ex aequo con La marquesa de O de Rohmer).

(2) Buenos días, noche se inspiraba en el relato autobiográfico de una de las terroristas implicadas en el secuestro. Para Exterior Noche se ha utilizado la versión de Moretti, el líder de las Brigadas Rojas en ese momento.

(3) Exterior Noche consta de seis capítulos. En España se puede ver en la plataforma Filmin pero en Italia se ha estrenado también en salas de cine, dividida en dos partes.

Título: Exterior Noche
Título original: Esterno Notte
País y año: Italia, 2022
Duración: 300 minutos
Dirección: Marco Bellocchio
Guion:Marco Bellocchio, Stefano Bises, Ludovica Rampoldi, Davide Serino
Fotografía: Francesco Di Giacomo
Música: Fabio Massimo Capogrosso
Reparto: Fabrizio Gifuni, Margherita Buy, Toni Servillo, Fausto Russo Alesi, Daniela Marra, Gabriel Montesi, Bebo Storti, Federico Torre
Productora: he Apartment, Kavac Film
Distribuidora: Filmin

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