La señora March, una novela de Virginia Feito

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La señora March es la primera novela publicada por la escritora Virginia Feito (Madrid, 1988). Publicada originalmente en inglés, tras un proceso de subasta en el mercado norteamericano, la novela llega a España de la mano de Lumen avalada por un sinfín de críticas positivas en los mejores medios, que hablan de referencias a Patricia Highsmith, y convertida en un éxito de ventas –incluida la futura adaptación cinematográfica a cargo de Elisabeth Moos–.

Obviando ese entorno que navega entre el mundo literario y el marketing y la publicidad –el anterior trabajo de la escritora–; La señora March se nos antoja un debut literario interesante, con múltiples referencias al mundo de la literatura o el cine.

La protagonista es una mujer de mediana edad que lleva una vida aparentemente feliz. Casada con un escritor de éxito, con quien tiene un hijo, su mundo gira alrededor de su marido –que tiene una hija de su anterior matrimonio–. La organización del hogar familiar y los eventos sociales (presentaciones, cenas) conviven con la rutina propia de una vida acomodada en el que mantener las apariencias es un elemento sustancial en el contexto de la alta sociedad neoyorquina.

Esa forma de vida ordenada y amoldada a la sombra de su marido se resquebraja cuando la señora March acude a su pastelería favorita y Patricia –significativo nombre cuando hablamos de escritoras de género negro–, la dependienta, le comenta que ha estado leyendo el libro de su marido y que el personaje protagonista, Johanna, una prostituta con la que nadie quiere acostarse, está inspirado en ella.

Un simple comentario que desata en la señora March un torrente de inseguridad que pone de manifiesto el frágil e inestable mundo emocional de un personaje complejo que intenta entender las razones que por las que una mujer elegante puede inspirar el personaje marginal de una prostituta que protagoniza el último libro de su marido.

En un mundo de apariencia, donde las formas y los códigos sociales cobran vital importancia, la introducción de un elemento externo trastoca toda la estructura montada alrededor del núcleo familiar en el que la señora March asume su papel secundario, de consorte, frente a la carrera triunfal como escritor de su marido. De ahí que mientras conocemos los nombres de todos los personajes, el de la señora March permanece oculto hasta la última página –un guiño a Rebeca de Daphe du Maurier y que es la novela que la señora March tiene en su mesilla de noche– en un enmascaramiento de su propia identidad.

Con una prosa basada en las descripciones minuciosas de su apartamento de lujo, de las fiestas que se celebran y de su vida cotidiana, Feito nos introduce en la compleja personalidad de la señora March. Un personaje frío, egoísta, mentiroso, incapaz de mostrar su amor por las personas que le rodean y que pronto comienza a transitar por un terreno resbaladizo que le lleva hacia la autodestrucción.

A partir de ahí, cualquier detalle –un recorte de periódico, una noticia en televisión– sirve para ahondar en las dudas que acaban derrumbando el aparente mundo de perfección en el que la protagonista se encontraba instalada. La introducción de pequeños, pero significativos, flashbacks sirven para corroborar una inquietante personalidad que se ha ido forjando desde la infancia y como las muñecas rusas que aparecen citadas en la novela, parece que cada capa que vamos descubriendo esconda otra.

La novela adquiere una estructura de thriller porque la señora March emprende una investigación en base a unas sospechas iníciales que poco a poco se complican, más por la imaginación febril de la protagonista, que por causas reales. Pero quien vaya buscando una novela policiaca –siguiendo las comparaciones con la obra de Highsmith– se quedará desilusionado pues La señora March transita por otros lugares. De la autora de El talento de Mr. Ripley queda la elaboración de un personaje esquivo y antipático, prepotente, acomplejado, y con cierta crítica al convencionalismo del mundo de clase alta, pero poco más. Además, el carácter policiaco es secundario y la línea argumental asociada –la investigación en el pueblo de la chica asesinada– no aporta más información a lo ya expuesto.

Virginia Feito dibuja la búsqueda interna de una mujer que bucea en su propia personalidad para encontrar sentido a una existencia vivida desde el anonimato; es un personaje secundario que busca posicionarse como protagonista. Durante toda su vida la señora March ha sido hija, esposa o madre, pero rara vez, ha brillado por sí misma; de ahí que mientras el resto de personajes tienen nombre –una identidad– ella permanece bajo el cobijo del apellido de su marido. Solamente al final del libro sabremos su nombre.

Si la señora March no cuenta con un nombre, tampoco tiene una ubicación temporal. Pertenece a la alta sociedad neoyorkina pero apenas hay detalles que permitan identificar la época, por lo que cada lector o lectora puede situar la acción donde mejor piense. Por las descripciones podría ser los años 60 o 70 del pasado siglo, aunque la escritora madrileña deja pistas de que nos encontramos en otra época: la señora March dice que ha grabado la entrevista de su marido en la televisión en unas cintas o en otra fragmento se refiere a “De unos altavoces salía una voz masculina que leía un audiolibro (…)”. Una atemporalidad que nos habla de la universalidad de los problemas del personaje sin limitación a una fecha o época concreta.

Una problemática que se vincula con la falta de capacidad de autoestima, con la necesidad de encontrar una identidad propia más allá de un rol tradicional asignado (esposa, madre) para romper con el mundo de apariencia en el que se encuentra encerrada. Un universo claustrofóbico que termina dictando su desesperanzador camino y que contribuye a la espiral de autodestrucción en el que cuesta distinguir entre el mundo real y el mundo imaginado. Un mundo que se encuentra muy cercano de las tortuosas imágenes que el cineasta Roman Polanski crea en Repulsión o La semilla del diablo (claustrofobia, represión, confusión entre realidad y ficción).

De La señora March nos quedamos con la fantástica construcción de un personaje que concentra todo el protagonismo y la capacidad de Virginia Feito para generar desasosiego y angustia en un entorno aparentemente amable pero bajo el que habita una maldad latente.

Escribe Luis Tormo

La señora March
Virginia Feito
Editorial Lumen. Colección Narrativa
Traducción: Gemma Rovira
Número de páginas: 328
Fecha de publicación: 13 de enero de 2022
Tambien disponible en formato ebook y audiolibro

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