Roberto Bueso y Carmen Machi nos hablan de LLenos de gracia

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«Para mí es importante que la comedia no sea gratuita»

La 37ª edición de Cinema Jove ha acogido el preestreno de Llenos de gracia, el segundo trabajo para la pantalla grande del director valenciano Roberto Bueso. Inspirada en la historia real de la hermana Marina y el futuro jugador profesional Valdo, Llenos de gracia nos traslada al año 1994 donde la hermana Marina llega a un colegio de monjas para atender a un grupo de muchachos internos que deben pasar el verano allí.

Carmen Machi, que realiza un excelente trabajo para meterse en la piel de la hermana Marina, encabeza un reparto coral en el que destaca Paula Usero, Anis Doroftei, Nuria González, Pablo Chiapella, Manolo Solo y, por supuesto, el grupo de niños que conforman el grupo de huérfanos.

Gracias a las facilidades del equipo de prensa de Cinema Jove, tras la rueda de prensa oficial de presentación de LLenos de gracia, hemos podido hablar con el director Roberto Bueso y la actriz Carmen Machi, a los que agradecemos su disponibilidad para las entrevistas.

Roberto Bueso, tras cursar estudios de Filosofía en la Universidad de Valencia, realiza en 2007 el Máster Iberoamericano de Guion de Cine (FIA), donde aúna dos de sus pasiones: la escritura y las películas. Tras esa experiencia se forma en la ECAM —la escuela de cine de Madrid— en la especialidad de Dirección Cinematográfica. Se gradúa con el Premio Extraordinario de fin de carrera como primero de promoción durante tres años consecutivos y obtiene la beca de la Fundación Borau, única a nivel nacional para el apoyo a jóvenes cineastas, gracias a la cual vivió en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Su cortometraje La noche de las ponchongas fue su proyecto final de carrera. En 2019 rueda La Banda, su primer largometraje, una película fresca sobre un joven que se encuentran en una etapa decisiva de su vida. Llenos de gracia es su segundo largometraje.

Una imagen de la rueda de prensa de presentación de LLenos de gracia en Valencia

¿Cuál es el origen del proyecto?

Roberto Bueso: La primera información que recibí fue a través de Fernando Bovaira y Guillem Vidal-Folch de Mod Producciones, que son mis productores, con los que ya hice mi primera película, y cuando me la contaron sentí que la historia tenía mucha enjundia, que tenía un corazón, y que era una historia que merecía la pena ser contada.

El caso real nos daba el punto de partida y teníamos que crear todo el universo que termina siendo la película. Me puse a escribir con Oscar Díaz Cruz, que es mi compañero de guion, y echamos la vista atrás recordando cuando nosotros éramos niños, cuando éramos preadolescentes.

¿El hecho de que sea un personaje real te condiciona la elaboración del guion?

Te obliga a ser respetuoso y tienes que acercarte con elegancia a una realidad. Debes intentar que sea el telón de fondo. En este caso, solo nos ha dado cosas buenas, hemos podido inspirarnos y volar libremente; pero cosas muy buenas porque los personajes y lo que se vivió allí fue muy bonito.
Como suele pasar en tu cine, los personajes se encuentran en ese momento decisivo de la vida que les marcará su futuro.

Es verdad. Y siempre digo que no es una cosa que haga de manera calculada, llego a ello de manera natural. Para mí es bonito ver algo reconocible en las cosas que hago, pero no lo pienso, no lo calculo.

Me parece importante porque son momentos transcendentales que todos hemos vivido y en las diferentes etapas de la vida tienes momentos de ritos de iniciación, momentos claves en los que vas a mudar de piel, y estos chicos están en la pubertad que es una etapa muy crítica en la que necesitas algún tipo de mentor o guía que te alumbre por dónde ir; en este caso se añade que son chavales que están viviendo una realidad muy complicada, chicos que arrastran mochilas considerables y que tienen problemas pues no tienen esas familias que estén para llevárselos los fines de semana o en verano.

Para mí es bonito haber podido contar que el inicio de la pubertad es el inicio de muchas cosas porque tu cuerpo experimenta muchos cambios y empiezas a a sentir cosas que no entiendes. Poder contarlo de una manera accesible, a todos los públicos, ha sido un trabajo muy divertido.

Y siempre con un reparto coral, con muchos personajes.

Es otro aspecto que aparece y siento que lo necesito. Me encanta construir los personajes secundarios que van arropando a los protagonistas que están bien definidos con su espacio, pero me encanta no descuidar a esos personajes secundarios y aspirar a que cada uno de ellos tenga una evolución aunque sea minúscula, pero que tengan diferentes etapas dentro de la película. Es una de las etapas que más me gusta cuando escribo, crear los personajes.

La película es una comedia, pero que tiene una parte tierna y dramática porque en el fondo nos está contando una historia dura.

Sí. Para mí es importante que la comedia no sea gratuita. Que despegue desde un lugar honesto y verdadero y en este caso, además, nos venía impuesto al ser un caso real. Hemos intentado buscar ese equilibrio en lo que estamos contando, que tiene mucho que rascar, cosas por debajo que son duras y que no son tan felices; pero el humor siempre es la salida, el humor nos ayuda a gestionar los golpes de la vida.

Ese equilibrio es de las cosas que más me gusta hacer y creo que es de las más complicadas. Y era muy importante que en la parte emocional evitáramos la ñoñería, la sensiblería; y que en la parte del humor consiguiéramos entretener, divertir, e incluso provocar la carcajada, pero siempre despegando desde un lugar reconocible, humano.

Tu cine en lo formal es muy clásico y cuentas de una manera cinematográfica (un plano para presentar la hermana Marina, unas fotos de ella de joven que nos hablan de un pasado, etc.). De una forma sencilla, en lugar de definirlo en el diálogo lo muestras con imágenes, de una clásica.

Creo que el camino es la sencillez, cuando escribimos y cuando dirijo intento aplicar el sentido común. Luego hay que intentar ser expresivo, tener sensibilidad, para determinaos momentos, pero el camino es la sencillez. Encuentro mucha dicha cuando a través de la sencillez estoy siendo preciso; hay una manera inmediata de comunicar las cosas y me gusta hacerme entender.

Me gusta fantasear con la idea de que me va a entender todo el mundo y creo que eso es bastante clásico. Desde siempre es lo que he intentado y por qué complicar las cosas cuando hay una manera de contar las cosas de forma elegante. No siempre se consigue, puedes patinar aquí o allá, pero mi intención es recorrer ese camino. Sencillez, precisión y sensibilidad.

Los niños protagonistas de LLenos de gracia. Foto: Laia Lluch/Paramount Pictures

Hay muchas referencias a los años 90, a la época, que intuyo tiene mucho que ver también con tus vivencias.

Totalmente. La llegada de la hermana Marina a El Parral y la creación del equipo de fútbol más o menos coinciden con la infancia del Valdo real pero también coincide con la infancia tanto de Óscar como mía. Teníamos el Mundial del 94 que todos guardamos en la memoria y teníamos muchos elementos que nos han permitido recordar por lo que ha sido muy divertido y muy bonito echar la vista atrás y querer meter todas esas cosas que pertenecen a nuestra educación sentimental. Hay detallitos, aquí y allá, de cosas que pertenecen a esa época, que son muy distintas, y que queríamos retratar.

¿Cuándo escribes el guion tienes a alguna actriz o actor en la cabeza?

En el caso de Carmen Machi tuvimos la inmensa suerte de saber que ella estaba en el proyecto desde el comienzo, ella leyó las primeras cosas que escribimos Óscar y yo. Fernando Bovaira la propuso y para Óscar y para mí fue una bendición. Creo que nadie como ella iba a conseguir darle al personaje esa mezcla de inteligencia, sentido del humor y ternura; era como cuadrar el círculo y Carmen lo consigue, por lo que tuve mucha suerte porque vimos el personaje de Marina desde el principio, escribimos pensando en ella que es algo muy bueno.

El resto fueron llegando poco a poco a medida que nosotros íbamos construyendo y explorando los personajes y te van apareciendo los rostros.

Y los niños que son una de las claves en este tipo de películas.

Si el casting de los niños no sale bien, la película tampoco saldría bien. La clave de la película es que este grupo funciona muy bien. Y sale bien porque la materia prima es muy buena, se ha montado un casting liderado por Eva Leira y Yolanda Serrano –con las que ya conté en La banda– y hemos visto más de 2.000 chicos en Valencia para conseguir encontrar a estos once fenómenos.

Y luego se tiene que producir otro milagro pues tienen que funcionar como pandilla. Y eso también ocurrió. Y para finalizar debían entender que no tenían que actuar. No son actores, no son interpretes, lo que tienen que hacer es ser ellos mismos; la mismo que hacen fuera, como hablan a los amigos, a sus compañeros de clase, es lo que tienen que hacer olvidándose de la cámara. Decirlo es fácil pero no es sencillo. Ha sido un disfrute y creo que están francamente bien en la película. Y lo digo con toda humildad porque el mérito es suyo. Toda la autenticidad que tienen fuera, la picaresca, la han conseguido llevar a la pantalla.

Entrevista con Roberto Bueso

Has vuelto a rodar en la Comunitat Valenciana. ¿Qué tal la experiencia?

Una maravilla. Trabajar en la terreta siempre es un gusto. Mientras pueda y las historias encajen aquí lo voy a seguir haciendo. Todas las facilidades para rodar, parajes increíbles en los que hemos podido rodar como Carcaixent –que repito porque ya rodamos también en La banda– pues encontramos el exterior del orfanato que necesitamos para el colegio en Carcaixent, en el monasterio de Aigües Vives; pero también hemos rodado en Quesa, en Burjassot en San Juan de la Ribera, en Mislata, en Paterna, etc.

Para mí siempre es un gusto trabajar aquí. Valencia tiene múltiples parajes y espacios que son maravillosos para contar historias, lo tenemos todo aquí y nos ponen muchas facilidades para hacerlo. Además tenemos una luz muy especial; íbamos a hablar del verano y aquí el verano tiene una luz muy especial que era el que yo recordaba cuando era chaval.

Y ya para acabar ¿cómo ves el futuro del cine? Se está volviendo de una etapa muy complicada para las salas de cine.

Es como la gran pregunta. Todo el mundo puede hacer cábalas pero no lo sabemos. Yo me resisto a pensar que la sala de cine tradicional se va a perder. Me niego a pensar eso. Para mí es absolutamente incomparable la experiencia de ver una película en una sala de cine.
Y no solo es desde un punto de vista romántico, que también; los que nos hemos criado con el cine es la imagen que llevamos dentro. Pero no solo es una cuestión romántica, el ritual de asistir al cine, caminar un pasillo entre tinieblas y meterte en una sala oscura preparada para que vivas la experiencia única y exclusiva de ver una película, sin poder darle al pause, con unas dimensiones que no tenemos en casa, y además, con gente que no conoces, creo que es muy importante. Ver una comedia en una sala de cine nunca va a ser como verla en tu casa, una película de terror o un drama; sentir el ambiente cargado de la gente, etc.

Creo que es incomparable. Y soy ligeramente optimista en que la sala de cine no va a morir, va a volver poco a poco. Creo que hemos vivido algo muy extraño que ha acelerado la tendencia de las plataformas, de ir menos al cine, pero creo que la gente va a volver paulatinamente a las salas de cine.

Algún proyecto que nos puedas contar o todavía está muy verde.

Está todavía en pañales. Repito con Óscar Díaz Cruz, compañero de guion; repito con mis productores, con Fernando Bovaira y Mod Producciones, y ahora es la época de sembrado, estamos coleccionando ideas que ya teníamos, cosas que nos apetece hacer, tenemos un par de proyectos y vamos a ver…

Carmen Machi en LLenos de gracia. Foto: Laia Lluch/Paramount Pictures

Carmen Machi cuenta con una reconocida trayectoria en cine, televisión y teatro. Son conocidas sus participaciones en las series televisivas como Siete vidas, Aída, Arde Madrid o 30 monedas. En cine destacan sus personajes con Pedro Almodóvar (Hable con ella, Los abrazos rotos, Los amantes pasajeros) y su gran éxito con la película 8 apellidos vascos. Este año la actriz madrileña encadena varios estrenos como Amor de madre, La voluntaria y Llenos de gracia, además de encontrarse actualmente inmersa en el rodaje de La voz del sol.

¿Cómo llegas a Llenos de gracia? ¿Conocías el guion?

Carmen Machi: Llegué a la película antes de que hubiera guion. Fernando Bovaira me llama y me pregunta si conozco esta historia. Me la cuenta y me emociona profundamente porque yo soy bastante futbolera y muchos ingredientes me parecían maravillosos.
Entonces me dice: “Estamos pensando llevarla al cine ¿qué te parece?” Y me subo al carro. Faltaba encontrar el tono de la película y me cuenta que la persona encargada es Roberto Bueso, con Óscar, y digo: “Fabuloso”.

Se empiezan a hacer versiones del guion y llegamos a un punto en común de encuentro en que pensamos que la película queremos contarla como la hemos contado. Y luego viene ya el trabajo de ellos, pero yo estoy muy contenta con el tono de la película.

Se le denomina comedia porque te ríes pero hay otros objetivos, lo que ocurre es que es inevitable que disfrutes del humor que tiene por las situaciones. Pero la verdad con la que está contada, el golpe de realidad que tiene la película porque son niños huérfanos, es una realidad triste, con personas reales que conlleva una responsabilidad con personajes que están vivos.

¿Ese hecho de que sean personajes reales te condiciona de alguna manera?

Te responsabiliza el triple. Personalmente cuando he tenido que hacer esto, que no es la primera vez que interpreto personajes reales, vivos además, tienes que tener mucho cuidado. Esa fue una de mis insistencias a la hora de que el guion se desarrollara –que no hacía falta que yo les dijera nada porque ellos lo tenían muy claro- pero para mí era muy importante que lo bonito, que lo que queremos contar, es la historia; más allá de que luego sea una película que por los mimbres que tiene puede llenar salas porque tiene muchos ingredientes para ello.

Para mí lo importante, lo que sentía, era contar esta historia. No era: “¡Vamos a hacer una comedia en la que hay muchos niños!”. No, para eso ya hay otras películas.

A veces tendemos a encasillar las películas por géneros. Llenos de gracia es una comedia pero tiene un dolor dentro que sale a flote. Hay un equilibrio difícil entre comedia y drama.

Ese equilibrio no es difícil lo que pasa es que hay un empeño en que cuando se hace comedia se identifica solo con reírse, pero ese equilibrio, realmente, es más verdadero porque la vida es así, te ríes y lloras, y para llegar a empatizar con los personajes es importante que los conozcas; la risa muchas veces es la consecuencia de la emoción, y la película tiene todo eso.

Esto es todo verdad, fue una mujer que dejó todo y se fue a París; si ahora tiene 95 años, imagínate cuando se fue en esa época en España. Esta mujer es muy inteligente, muy sabia y un espíritu libre.

Un personaje femenino muy empoderado. Mucho más que los adultos masculinos.

Totalmente. Esta mujer tomó el mando. Esta mujer real llevaba todos los días a Valdo a entrenar al Real Madrid con una furgoneta. Lo que haría un hombre, lo hizo esta mujer. Claro, en un colegio de monjas, mandan las monjas; les quitas el hábito y tienen mucha personalidad. Incluso con hábito, ésta tiene mucha personalidad.

Escribe Luis Tormo

Entrevista con Carmen Machi

Artículo publicado originalmente en Encadenados

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