Entrevista a Paco Plaza a propósito de ‘La abuela’

«El terror es la mejor manera de hablar sobre la realidad»

El director valenciano Paco Plaza estrena el 28 de enero de 2022 su nueva película, La abuela. Adscrita al género fantástico, del que Plaza es uno de los autores, la película está escrita por Carlos Vermut, director de Magical Girl y Quién te cantará. Esta producción de Apache Films, Atresmedia Cine y Sony Pictures contará con la distribución nacional a cargo de Sony Pictures Entertainment Iberia.

Protagonizada por Almudena Amor y Vera Valdez, La abuela nos acerca a la historia de Susana, una modelo que tiene que dejar su vida en París para regresar a Madrid. Su abuela Pilar acaba de sufrir un derrame cerebral. Años atrás, cuando sus padres murieron, su abuela la crió como si fuese su propia hija. Susana necesita encontrar a alguien que cuide de Pilar, pero lo que debería ser solo unos días con su abuela, se acabará convirtiendo en una terrorífica pesadilla.

Los cines Kinépolis Valencia inauguran la sexta temporada de su ciclo de preestrenos y presentaciones de cine español con La abuela, contando con la presencia de Paco Plaza. Los Preestrenos del Festival Antonio Ferrandis, Kinépolis y el Ayuntamiento de Paterna pretenden consolidar la conexión entre Valencia y los principales nombres que integran el cine español.

Con motivo de este preestreno, hemos podido entrevistar a Paco Plaza para descubrir algunas de las claves que conforman su nuevo trabajo.

Paco Plaza | Foto: Luis Tormo

¿Cuál es el origen de la película? En Quien a hierro mata ya aparecía ese tema de la vejez y el impedimento físico o incluso tu primer cortometraje se titulaba Abuelitos.

Es verdad que esta película es deudora de Quien a hierro mata en el sentido de que pasé mucho tiempo en geriátricos, en residencias de ancianos y conviviendo con los residentes, con las personas mayores que allí viven, y de alguna forma creo que ahí empezó a sedimentar el tema porque todas las películas nos sirven para expresar las cosas que nos preocupan y sobre las que sentimos que debemos reflexionar.

Me llamaba la atención cómo apartamos a los ancianos cuando cumplen cierta edad como si fueran pilas que ya no tienen vida útil. Pienso que eso habla muy mal de nosotros como colectivo porque son las personas que más nos pueden aportar por su experiencia, por su sabiduría; al final la vida de todos nosotros se parece muchísimo y el poder contar con el consejo de alguien que ya ha pasado exactamente por lo que estás pasando tú me parece muy válido, y que eso lo estemos despreciemos primando valores de juventud y belleza que al final son cosas efímeras que se curan con el tiempo, me parece llamativo.

De alguna manera todo eso empezó a sedimentar en mi cerebro y quería tocar ese tema con la forma de un cuento de terror. Hablé con Enrique López Lavigne, el productor de esta película, y le dije que me gustaría hacer una película de posesiones en el que el demonio es la vejez porque creo que la vejez la estamos tratando como si fuera una posesión demoniaca. Tiramos del hilo y empezamos a trabajar.

¿Cuándo entra Carlos Vermut para encargarse del guion?

Carlos entra cuando yo llevaba ya varios meses con el guion, casi cerca de un año, y no conseguía atinar. Y él se ofreció muy generosamente a realizar una versión del guion; nosotros somos íntimos amigos, estamos muy próximos siempre el uno del otro en lo que hacemos, se ofreció a escribir esa versión del guion y ya se quedó hasta el final.

Paco Plaza | Foto: Luis Tormo

Carlos Vermut es un director muy visual y esta película es muy cinematográfica en el sentido de que va más allá de lo que puede ser la versión de un guion en papel. ¿Hablasteis de eso?

Es que las fronteras entre un director y un guionista son muy difusas porque, al fin y al cabo, un guion no es una obra literaria, un guion está destinado a ser puesto en imágenes y cuando quien escribe es un director es inevitable ver esas imágenes. No es que haya un proceso de escritura y luego entramos en un proceso de puesta en escena, sino que es un proceso paralelo, del mismo modo que cuando estás rodando cambias el guion. Son procesos que coexisten y se solapan.

¿La bromita del cartel de Magical Girl es tuya o de Carlos?

Es mía, mía. A él le sabe mal porque dice «Cómo voy a ponerlo yo»… Es un homenaje que le quise hacer a mi amigo y porque Magical Girl me parece una película fabulosa.

La abuela es una película de terror, pero en el fondo estás reflejando la realidad como si fuera un drama.

Creo que el terror es la mejor manera de hablar sobre la realidad. Por ejemplo, pienso que El exorcista es una película sobre una madre que desatiende a una hija o La profecía es una película de un marido que engaña a una mujer.

Las buenas películas de terror son aquellas que cuando eliminas el elemento terrorífico la historia humana sigue por debajo. Las buenas películas de terror, las que no son simplemente un artificio de sustos, las que intentan trasmitir algo, en el fondo son películas de personas a las que les pasan cosas. Y esas cosas no tienen que ser necesariamente fantásticas.

Lo que pasa es que cuando trabajas en el terror hay unos códigos que te permiten una libertad, que te otorgan una licencia, una fantasía para que los personajes hagan cosas que en el mundo real no se podrían hacer; pero en el fondo eso se convierte en una herramienta más útil para contar la realidad porque no eres tan frontal, tan literal, y lo puedes tratar en forma de alegoría o metáfora.

Una imagen de la entrevista con Paco Plaza | Foto: video de María A. La princesa prometida blog

En esta película se repiten elementos que forman parte de tu obra. Esa casa terrorífica, la sensación de claustrofobia, el terror como explicación de la realidad, una manera de componer las escenas, etc. ¿Reconoces ese estilo? ¿Esa temática?

Supongo que es como cuando hablas o cuando cantas, que tienes un tono de voz, una manera de hablar similar. Cada película es muy diferente, pero entiendo que sí hay una serie de estilemas o de forma de rodar o contar historias con imágenes que de alguna forma conforman lo que podríamos llamar el estilo.

El estilo no debe ser una cosa premeditada o impuesta desde fuera, sino que debe ser una forma natural de mirar el mundo y de cómo te gustaría tratarlo.

En el personaje de la abuela que encarna Vera Valdez hay un juego precioso entre realidad y ficción ya que Vera fue en los años 50 una de las primeras modelos conocidas de Brasil y trabajó para Chanel. Con lo cual hay un juego entre la persona real y el personaje de la película.

Es un eco muy bonito. Y de hecho yo no sabía que había sido modelo hasta después de conocerla. Lo único que vi es que era una mujer increíblemente elegante. Luego fui conociendo poco a poco su biografía y fui alucinando, porque ella es una especie de animal mitológico con una cara que parece esculpida. Cuando te informas sobre su vida la, compruebas que la vida le ha esculpido la cara y el cuerpo.

El tratamiento del terror asociado a la vejez lo equiparas también con el personaje de la nieta, esa modelo que ya con 25 años parece que es mayor para su trabajo, algo muy asociado al mundo del cine y las actrices.

El cuerpo es una cárcel para las dos protagonistas de la película: para la abuela porque está viviendo una degeneración física y para la nieta modelo porque siempre hay alguien más joven, más guapo que tú. Es triste, pero es así, por eso el fotógrafo le dice que con 25 años ya es una vieja. Son cosas que le dijeron a Almudena una vez trabajando de modelo. El mundo de la moda creo que es todo lo que hablábamos de la superficialidad, esa mirada del mundo sobre las mujeres creo que en la moda llega al paroxismo.

Almudena Amor y Paco Plaza. Foto: Jorge Alvariño | Sony Pictures Entertainment Iberia

Esa equiparación de los personajes sí la das a través del juego con los espejos.

Hay un diálogo. El espejo es como una máquina del tiempo, una está viendo el futuro y otra está viendo el pasado. Me gusta esa escena en particular porque me parece que Almudena está mirando quien será ella en un futuro y la abuela está mirando quien fue. Es un momento bonito de la película.

Tienes gancho para descubrir a intérpretes. Lo hiciste en Verónica con Sandra Escacena, también en Quien a hierro mata con Enric Auquer y en La abuela tenemos a Almudena Amor, conocida ahora por El buen patrón, pero debutó contigo.

Sí, esta era su primera película. Más que descubrir me gusta dar oportunidad a la gente porque descubrir se descubren ellos solos. Lo único que haces es prestar atención y ver el talento que tienen gente como Enric, Almudena o Sandra; son personas que tienen algo especial y simplemente necesitan que alguien diga: «Demuéstralo». No tiene un gran mérito, simplemente estar atento.

A mí me gusta porque pienso que la relación no debe ser espectador con actor sino de espectador con personaje y creo que los actores llevan una carga cuando los conoces —que puede ser positiva o negativa, pues a veces funciona a favor de las películas—, pero en el caso del cine de terror pienso que es bonito que no sepas quién es esa persona y que la identifiques plenamente con el personaje de la película.

La película está rodada en 35mm y es una apuesta arriesgada y más complicada para la iluminación en una película en la que hay oscuridad.

Más complicado y más caro. Pero para mí era imprescindible para hablar de la permanencia en el tiempo. El digital es el síntoma de lo efímero y el celuloide simboliza la permanencia cuando estás viendo una película proyectada estás viendo luz que pasa a través de partículas de plata, es algo físico, tenemos algo que simboliza el propio objeto que cobra un valor que me parecía imprescindible para la película y afortunadamente los productores compartían esta impresión.

En los títulos de crédito está Amazon Prime y has participado recientemente en uno de los episodios de Historias para no dormir para esta plataforma. ¿Cuál es tu impresión sobre el papel de las plataformas?

Las plataformas son ahora mismo una manera de acceder al contenido que ha supuesto para mucha gente el acceso a títulos que no hubiera visto nunca. No me gustan los planteamientos King Kong contra Gozilla, creo que son cosas perfectamente complementarias, la experiencia de ver una película en el cine con la experiencia doméstica. No es exactamente lo mismo, ver una película en el cine te produce una serie de sensaciones y tu relación con la película es muy diferente frente a la que tienes en casa. Pero no creo que las plataformas sean el enemigo del cine, creo que son aliadas porque hay espacio para convivir todos.

Escribe Luis Tormo

Con Paco Plaza | Foto: Luis Tormo

Artículo publicado originalmente en Encadenados

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. This is a very interesting perspective you’ve written as I am always appreciative of different views in case I may have missed something. I’m not sure how to respond as you’ve touched on several elements. I did however notice that in the last few years since taking my writing more seriously that I no longer enjoy certain movies as I did before due to now being more focused on the writing. I’ve actually been reading «Lew Hunter’s Screenwriting 434» recently that has given me insight relative to your post. Thanks my friend for sharing. This is a subject that has become of interest to me, but unfortunately my focus has been geared towards some urgent matters. Well wishes!!!

    1. Luis Tormo dice:

      Thank you for your comment. I’m glad you found it useful. Well wishes too!

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