Entrevista con Iñaki Sánchez Arrieta sobre El lodo

El lodo es el segundo largometraje como director de Iñaki Sánchez Arrieta que debutó en 2019 con Zerø después de haber realizado ocho cortos y de haber trabajado como ayudante de dirección en películas de Belén Macías, Benito Zambrano, José Luis García Sánchez, Sigfrid Monleón, Vicente Villanueva y Miguel Ángel Vivas.

La película ha inaugurado la 36 edición de la Mostra de València-Cinema del Mediterrani y es la única representante española en la Sección Oficial. Con motivo de su estreno, el director Iñaki Sánchez Arrieta estuvo presente, acompañado de parte del equipo artístico y aprovechamos para hablar con él de cuál ha sido su experiencia con este segundo largometraje.

iñaki Sánchez Arrieta

Tu primera película, Zerø, se inscribía en el género fantástico y en la adaptación del guion incluiste una línea más dramática. Ahora con El lodo, donde has tenido un control mayor, la película ya es un drama en todos los sentidos.

Me interesa trabajar más este aspecto y es por donde yo siempre tiro. En aquel caso había que recortar guion por cuestiones presupuestarias y la parte que se quitó la complementé con el drama porque es lo que me interesaba. En este caso nace de la parte del drama montado con una estructura que hace avanzar la película de acción pero lo principal es el drama.

Has citado alguna influencia como la película de Sam Peckinpah, Perros de paja, y aquí sí que se capta esa tensión a lo largo de la película, esa situación tensa que parece va a explotar en cualquier momento y que refleja los conflictos internos.

Es que es un tipo de cine que me gusta. A la hora de hacer esta película me planteé esto y también, por ejemplo, una película como La caza, de Thomas Vinterberg, que no tiene nada que ver con esta peli, no tiene nada que ver en el sentido del conflicto, pero al final es un hombre al que se le acusa de algo y la comunidad influye, y ahí sí hay algo parecido. Igual que Bosque de sombras o Defensa, de John Boorman, que también estaban ahí. Es esa situación creciente de tensión que al final estalla y llega a un clímax.

Estos referentes son películas que mezclan el entretenimiento del espectador a través de una trama que va por encima y en ese esqueleto, en esa trama que va por encima, surgen conflictos internos y personajes con sus problemas.

A mí me interesa contar algo que tenga su parte de acción, que arrastre al espectador, que le emocione en el sentido de la acción, del movimiento, pero que no deje de tener los actantes que hay por debajo que son los que terminan resolviendo la trama. Es verdad que en Zerø pasaba exactamente lo mismo, no sé qué pasará con la siguiente, pero parece que mis intereses van por ahí. En cierta manera es una forma de tener un público más amplio desde lo autoral con historias que tienen una trama entretenida,

El director de la Mostra (izq.) con el equipo de la película

Es una película que tiene un tema oscuro, pero la fotografía es muy luminosa con tonos anaranjados, parece que hay un exterior luminoso y un conflicto interior más oscuro.

Si analizas la película, en el inicio comienza con ese color y luego va virando hacia tonos más fríos, hay un viaje fotográfico que se destaca sobre todo en los interiores. Esto lo hablé con el operador en su momento y sí está: de pronto hay una casa luminosa que va convirtiéndose en oscura; una casa cerrada donde cada vez va siendo más de noche y que se convierte en un fortín donde apenas se ven las ventanas, de hecho, hay un plano determinante donde bajan las persianas sobre la niña y se va oscureciendo y que va más allá de la luz sobre la niña, significa la cerrazón de la familia.

El lodo es un título cargado de significado.

Para mí está clarísimo a lo que hace referencia. Desde luego al lodo obvio que hay debajo de una laguna o aguas estancadas, pero también a lo que tenemos cada uno dentro, pero no en la película, sino todos nosotros, y que tenemos que tratar de aprender a gestionar o escapar de él, porque lo tenemos. La película se llama El lodo por este último significado.

Al igual que ocurría en Zerø, las localizaciones son fundamentales para el desarrollo de la película. ¿El hecho de situar la película en el entorno de la Albufera estaba desde el principio?

La Albufera es el germen del proyecto, no sabía qué localizaciones concretas, pero era la Albufera. Le hemos dado muchas vueltas a la Albufera durante mucho tiempo, buscando sitios; he grabado en muchos lugares y de eso también me he nutrido, el mero hecho de estar allí, de ver caras, de ver gente, inmediatamente provoca ideas de las que luego vas a hablar.

Hemos buscado lugares de la Albufera, algunos recónditos, nos hemos metido en la parte de los cazadores, sitios donde van los furtivos. Hemos jugado a buscar una Albufera que no sea únicamente la de hacerse la foto.

Es una película donde el peso del pasado es evidente y los personajes sufren un proceso de redención que deben de pasar para exculpar sus acciones.

Sí, además se verbaliza, no es algo que quería esconder. La culpa está presente, ella se lo reprocha a él diciendo que no es culpa suya, pero esa culpa está muy presente. Él se vuelca con ella de una forma agresiva, pasivo agresiva, indicándole que se tome las pastillas y que no puede hacer nada, eso es una agresividad bárbara. Y eso lo hace él de una manera inconsciente, pero denota que hay algo interno que no deja que la perdone.

Iñaki Sánchez Arrieta y el autor de la entrevista

Los personajes no son malos. Es el lastre del pasado y todos tienen una deuda pendiente…

Pero como nos pasa a todos. En Zerø pasaba igual. Es un tema importante y posiblemente aparecerá en otras películas mías porque lo tengo ahí.

Y ellos no son conscientes. En Zerø venía dado por el género fantástico en el que no se acordaban de nada y aquí oculto por la historia dramática.

En Zerø era como la culpa inconsciente desde el sueño, así lo dibujaba yo en mi cabeza partiendo de la situación del coma, pero era desde luego un poco más abstracto. En El lodo él no quiere ni oír hablar de eso aunque lo sabe.

¿Cuál ha sido la experiencia de afrontar una producción más potente, con un mayor presupuesto y unos actores y actrices reconocidos?

Todo crece en todos los sentidos. Hay más lío, pero vengo de trabajar en cine muchos años. Empecé muy tranquilo, no he sentido presión por el hecho de ser un proyecto más grande. Quizá un poco más con los actores, con los dos principales, pero encajamos muy bien y por suerte lo disfruté bastante. Algunas tramas más que otras, uno siempre es más afín a unas tramas que otras, pero lo pasé bien.

Y el hecho de que fuera más grande, más grande también significa más tiempo para rodar, más recursos. Al final hay veces que más grande no es sinónimo de una mayor complejidad sino que resulta más fácil.

¿Y qué nuevos proyectos tienes en marcha?

Tengo un proyecto en marcha que se llama Carmen y Julia que está en la carrera de las ayudas de IVC; es una road movie de una anciana que se escapa con su cuidadora al País Vasco. Y luego tengo otro proyecto más intimista, que también es una road movie, de una chica que va a buscar a su padre. Así que estoy en marcha con estos dos proyectos, uno en fase de financiación y otro un poquito más verde.

Escribe Luis Tormo

Artículo publicado originamente en Encadenados

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