Cámino reconocible
El paso del tiempo y la pertenencia a una determinada época, a un territorio, a un lugar común, es el eje central del nuevo disco de Bruce Springsteen, Letter to you. Springsteen se encontraba componiendo temas cuando le sorpendió la muerte de George Theiss, el guitarrista de su primera banda The Castiles. Este hecho hizo que reuniera a la E Street Band en noviembre de 2019 y grabara un puñado de canciones en apenas cinco días, casi en directo en el estudio y con apenas muy pocos cambios y añadidos posteriores, con una producción que corre a cargo de Ron Aniello y el propio Springsteen. Unas canciones que tenían que servir para la nueva gira prevista para el año 2021 y que la crisis de la Covid-19 ha aplazado hasta al menos 2022.
El nexo entre pasado y presente viene por la inclusión en el disco de tres canciones If I Was the Priest, Janey Needs a Shooter y Song for Orphans, pertenecientes a la época anterior de la grabación de su primer disco Greetings from Asbury Park, N. J. Tres canciones de esas primeras maquetas que manejaba Springsteen y por las que fue etiquetado como el nuevo Bob Dylan –de hecho, conservan esos característicos textos largos-.
Pero a diferencia del último tramo discográfico aquí retomamos el sonido característico de Springsteen y su banda, algo que siempre ha conservado en sus actuaciones en directo desde que volviera a reunir a su banda tras el periodo de separación pero que se había perdido en las grabaciones de los discos.
Y es absolutamente coherente porque de lo que hablan estas canciones es del espíritu del rock and roll, de la pertenencia a una banda. La propuesta creativa es exclusiva del líder, del Springsteen compositor y letrista, pero la forma en que las canciones van emergiendo en el estudio y toman vida tiene mucho que ver con los acompañantes que le siguen desde hace casi 50 años.
Es por ello que el sonido recuerda a la primera etapa de la E Street Band sobre la que Springsteen conquistó el respeto y la libertad para poder hacer lo que quisiera durante el resto de su prolongada carrera. Un rock poderoso, asentado en el característico piano de Roy Bittan, las bases rítmicas de Max Weinberg y Garry Tallent y las guitarras de Springsteen y Van Zand.
Podría parecer que estamos ante un disco nostálgico, en el que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero el espíritu no es ese. No hay añoranza por el pasado, hay un sentimiento de respeto por el trabajo realizado y la constatación del paso del tiempo que terminará alcanzando a todos.
Es significativo que el tema con el que comienza el disco sea la delicada One Minute You’re Here, una canción en la que plasma la conciencia de la muerte, de lo efímera que es la vida, donde en Un minuto estás aquí /Al siguiente minuto ya te has ido. Un tema que tendrá continuidad más adelante con Last man standing, escrita al darse cuenta de que es el único de la banda de The Castiles que sigue vivo.
Es el orgullo de pertenencia a la banda lo que hace rehuir del pasado nostálgico. El paso del tiempo y las enfermedades hace que los seres queridos se queden en el camino. Ghost trata de la alegría de estar en una banda y de la tristeza de perder a las personas, pero en el fondo está hablado de que todos, vivos o muertos, forman parte de la banda.
Bruce Springsteen siempre se ha caracterizado por los largos diálogos y las explicaciones sobre sus canciones cuando está en el escenario. En su último periodo está comunicación se ha acrecentado ya no solo en el escenario (la tanda de conciertos Springsteen on Broadway) sino también a través de otra serie de complementos como ha sido su autobiografía en la que desvela aspectos íntimos de su carácter o los documentales entre los que se encuentra el rodado para Apple TV+ sobre la grabación de Letter to you. Ahí se desgranan los pensamientos de Springsteen y podemos ver como las canciones toman forma partiendo del simple rasgueo de la guitarra.
Pero al margen de las explicaciones de su propio autor, este es un disco para dejarse llevar. Esa Letter to you puede ser una carta dirigida a cada uno de los oyentes que se acerquen a estas melodías que recuperan el sonido característico de su autor, ni mejor ni peor, pero desde luego muy reconocible. No es la E Street Band imitando a la E Street band. Es una banda que se reconoce en su pasado, y que sabiendo que no puede ignorarlo, trabaja para que surja la chispa entre unos músicos algunos de los cuales llevan media vida juntos. Podrá gustar más o menos pero el conjunto de las canciones termina conformando una obra coherente, con un mensaje y un soporte formal que se adapta a ese mensaje como un guante.
La conclusión es que el paso de los años está ahí pero se continúa adelante. Les acompañan las personas, los vivos pero también los desaparecidos a través de los recuerdos. El disco termina con I’ll see you in my dreams en el que Springsteen recuerda que aunque ese amigos e haya ido, permanece en sus sueños.
Es una celebración gozosa a través de la fuerza de las canciones que superan esas imágenes invernales bajo las que se enmarca el concepto gráfico del disco. Es un disco vitalista. Es también la confirmación de que la música ha sido la forma de expresión de Bruce Springsteen desde su juventud y que esa manera de comunicarse le acompañara hasta el final, a él y a su banda.
Escribe Luis Tormo