Tristeza que sabe a esperanza

La vuelta a la nueva normalidad, siendo difícil para todos los sectores, se ha cebado especialmente con la cultura (cines, teatros) y especialmente con la música en directo por la propia especificidad del espectáculo que conlleva la atracción de grandes masas de gente entorno a un escenario. El ciclo de conciertos Republic Alive que trae a la Marina Sur de Valencia una variada selección de artistas y grupos durante los meses estivales nos ha permitido asistir al modelo de concierto que puede realizarse en estas fechas.

Con la premisa del aforo limitado, distanciamiento y un formato acústico  en el que todo es más sencillo, desde el escenario hasta el número de componentes del equipo artístico y técnico, la sensación que queda es gratamente positiva quizá incentivada por las ganas de recuperar algo de ese pasado que ahora se antoja tan lejano. Buena organización y comportamiento responsable del público.

Andrés Suárez, con su disco homónimo recientemente publicado y encabezando la lista de ventas en España, se presentó en formato reducido acompañado de Marino Sáiz (violín, teclado y coros) en un sencillo escenario desprovisto de cualquier aditamento más allá del juego de luces.

Si hay un artista y unas canciones que se adaptan perfectamente a este formato esas son las del cantautor gallego. El protagonismo de la guitarra, con el uso del loop  en algunos momentos, y con el complemento del piano y el violín de Saíz, los temas no solo no pierden fuerza sino que potencian la voz sentida de Suárez, conocedor de todos los recursos del directo en solitario.

El último disco brilló a lo largo del concierto pues todos sus temas fueron interpretados y su música  se adapta al ambiente que se palpa en estos momentos. El cantante de Ferrol, que bromea con la tristeza de sus canciones, ha realizado un álbum en el que se rastrea sus propias vivencias que quedan desnudas en las letras de sus diez temas. Y dentro del tono melancólico que destila el disco,  éste marca un camino hacia la esperanza al no cerrar la última puerta y permitir en la mayoría de las ocasiones mirar hacia el futuro.

Son tristes el recuerdo a un amigo de infancia muerto por sobredosis en Todavía puedo oírte o la evocación de amores pasados  entre la nostalgia y la toxicidad como Un solo día, El cantante,  6 de la mañana o Despiértame. Pero todas esas vivencias, con sus cicatrices, no impiden seguir hacia delante. Y hay que reconocer que nadie canta esa tristeza con tanta alegría.

Presentó una nueva canción, Pienso en ti, la más alegre de las que ha compuesto explicó el cantante con ironía, un testimonio de los terribles días vividos durante el confinamiento (la muerte de los mayores), aunque dentro de la tragedia todavía se encuentra la ilusión a través de un  mensaje de amor hacia todos aquellos que se sacrifican por los demás (pienso en ti).

Agradeciendo la posibilidad de poder cantar este verano y explicando que este formato,  más íntimo y cercano,  le recuerda a sus inicios, Andrés Suárez se encuentra muy cómodo dialogando con el público (“oigo todo lo que decís”  le dijo al público de las primeras filas) y las anotaciones y los comentarios sobre los temas salpicaron aquí y allá la interpretación de los temas.

Junto a los temas nuevos sonaron clásicos como Voy a volver a quererte, Vuelve, No saben de ti, Si llueve en Sevilla o Tal vez te acuerdes de mí entre la veintena de canciones interpretadas. Buen sonido, la complicidad con Marino Saiz y el dominio de todos los recursos en el escenario contribuyeron al éxito del concierto.

Entre la tristeza de saber que estamos en una situación extraña  para disfrutar de la música y la esperanza de que todo vaya a mejor, durante un rato pareció que recuperáramos algo de la antigua vida.

Escribe Luis Tormo

Andrés Suárez
17 de julio de 2020
Auditorio Marina Sur
Valencia