El Padrino: el juego con las puertas

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El Padrino (The Godfather, 1972) terminaba con una escena escalofriante. Michael Corleone (Al Pacino) ya es el dirigente de la mafia tras haber acabado con sus enemigos, dentro y fuera de la familia. El hijo pequeño que estaba destinado a no formar parte de la delincuencia es ahora el líder. El joven universitario que enamoró a Kay (Diana Keaton) se ha transformado en un hombre frío que ha ordenado el asesinato de todos sus enemigos, incluyendo a su propio cuñado. Kay le pregunta si lo ha asesinado y él lo niega.

En la escena final, Kay (Diane Keaton) contempla a Michael desde la distancia, él está reunido en una habitación de la casa familiar con sus hombres de confianza que le rinden pleitesía como nuevo padrino. Esa mirada se interrumpe porque el ayudante de Michael cierra la puerta dejando a Kay fuera. Vemos un primer plano de Kay y como la puerta, con su movimiento, deja el plano en negro. Una puerta que simboliza la primera grieta en el matrimonio de Michael y Kay. Para Michael, el concepto de familia es ahora otro.

El Padrino

Esa primera grieta se agiganta en El Padrino II (The Godfather Part II, 1974) y tiene su culminación en otra puerta que se cierra. Hacia el final de la película Kay acude a visitar a sus hijos. El matrimonio se separó hace años al no poder soportar Kay todo lo que encarnaba su marido. El Michael que Kay amaba se ha convertido en un cruel personaje que ya solo vive para mantener la familia del crimen, una situación que provoca miedo, peligro y tensión.

Michael tiene la custodia de sus hijos y Kay solo puede verlos cuando él no está en casa. En esa visita, justo cuando Kay está saliendo de casa, Michael entra en la habitación. Ambos se quedan mirando. Michael se acerca a la puerta y la cerrara, dejándola fuera de la casa, fuera de la familia.

El Padrino Segunda Parte

Lo que se empezó a fraguar en el final de la primera parte, ahora en la segunda, se consuma. Impedir el paso a la mujer que amó no será más que el primer escalón de una escalada hacia la soledad. Si en la primera película Michael ordenaba el asesinato de su cuñado, en la segunda terminará asesinando a su hermano.

Francis F. Coppola utiliza el juego con las puertas simbolizar ese cierre simbólico que aparta a Kay de la familia de la mafia. Por encima de Kay, Michael se debe a sus asuntos mafiosos. Esa es su verdadera familia y Kay se topa con la cruda realidad a través de esas puertas que le apartan de aquello que más quiere –sus hijos–. Un recurso estilístico que eleva la calidad artístico de la película al contar a través de las imágenes más allá del diálogo.

Escribe Luis Tormo

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