Karra Elejalde nos habla de Vasil

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“El actor no solo interpreta cuando emite sonido”

Karra Elejalde

Vasil, la película dirigida por Avelina Prat -que también escribe el guion- se ha presentado en la sección especial fuera de concurso en la 37ª edición de la Mostra de València – Cinema del Mediterrani, tras su paso por diferentes festivales.

Rodada en Valencia, el filme está protagonizado por el búlgaro Ivan Barnev, los españoles Karra Elejalde, Alexandra Jiménez y Susi Sánchez y la británica Sue Flack. La película es la historia de Vasil, un inmigrante búlgaro, un hombre singular, que transmite bondad, pasión, y una peculiar sabiduría; que ve la vida de otra manera y cuenta pequeñas historias fascinantes… y los dos meses que pasa en España, en casa de Alfredo, un hombre solitario y poco sociable y junto a sus valedoras en el club de bridge, Carmen, una elegante viuda y Maureen, una irlandesa combativa y defensora de la justicia social.

Producida por Distinto Films (España) junto a Activist 38 (Bulgaria), la película se estrena en los cines de toda España el 4 de noviembre de 2022.

Para el pase realizado en la Mostra de València estuvo presente el equipo de la película y pudimos hablar con el actor Karra Elejalde sobre las motivaciones que le han llevado a formar parte de este proyecto. El reconocido actor, que cuenta con 2 premios Goya y una trayectoria de más de 30 años, ha estrenado este 2022 Llegaron de noche y La vida padre, y tiene pendiente de estreno Vasil y Reyes contra Santa, La voz del sol y Kepler Sexto B.

El equipo de Vasil durante la presentación al público en la Mostra de València. Foto: Luis Tormo

¿De todos los proyectos que te llegan qué es lo que te atrajo del guion de Avelina Prat para involucrarte en esta película?

Hay veces que te llega el guion, haces las pruebas maquillaje, sonido, vestuario, conoces al director o a los productores, está el contrato firmado… En este caso vino ella personalmente, quede con ella en Barcelona y me explicó la película muy bien; yo había leído el guion, tenía algunas notitas sobre el personaje, porque lo primero es ver qué quieres contar, qué queremos hacer, cómo es este hombre…

Y me gusta cambiar de registros, cambiar de géneros, soy como una especie de abeja libadora, que va de cosa en cosa, soy culo de mal asiento, y me pareció que era una película muy bonita, con un personaje cuya pulsión vital, cuyos biorritmos eran muy distintos a los míos; un hombre con problemas de comunicación, un poco ortopédico, y más si tienes en casa alguien con quien no empatizas por hacerle un favor a una amiga, un personaje que hablaba de la enorme dificultad que tenemos a veces para comunicarnos con el ajeno, con el extranjero, con el distinto de piel o de pensamiento…

Después de La vida padre, salir con esta película es dar un break, me gusta cambiar de chip de vez en cuando. Todas estas razones, razones estratégicas, razones de interés del personaje, razones del encanto de su directora y del guion, es por lo que “Venga, vamos a embarcarnos en este proyecto”.

Karra Elejalde e Ivan Barnev en Vasil. Foto: Laia Lluch/Filmax

La película es muy sencilla, parece muy delicada, para tras su visión, por debajo, te das cuenta que aborda temas duros como la inmigración, la acogida, la incomunicación o la soledad.

Incluso algunos la han tildado de comedia ligera, parece que somos dados a clasificar, a encasillar, a ver en qué lugar de la biblioteca va esta película; pero ya ves, es una película que no tiene un amor tórrido, no tiene persecuciones, no tiene asesinatos, no tiene nada y, sin embargo, es eso, nos cuenta muchas cosas.

Creo que la buena mano de Avelina se nota. Primero, tú eres chico y yo soy chico, y aquí se nota que es una película dirigida por una mujer. Se nota en el tempo, en el ritmo, en la sensibilidad.
En lugar de plantear esta cosa que es de índole social, como alegato, como panfleto, como reivindicación o denuncia, Avelina lo plantea como una reflexión acerca de quiénes y cómo somos. Y lo hace muy bien, el guion está muy bien escrito, muy minucioso; carece de una estructura ósea y sin embargo cubre todas esas cosas.

Y cómo no se va a dar esto. Si mi personaje es muy ortopédico en la relación con su hija cómo no lo va a ser con un extraño. Sue Flack, Maureen en la película, dice que ella es un inmigrante en España pero no es una inmigrante en lo económico; plantea muchas cosas.

¿Verdad que un gallego o un andaluz no tiene que tener problemas burocráticos en Madrid, en Sevilla o si se desplaza a Donosti o a Burgos? Pues aquí estamos hablando de un europeo, culto, es una eminencia, y que está durmiendo en un banco.

Y él es un europeo, y en Europa no necesitamos pasaporte para cruzar fronteras en el espacio Schengen. ¿Por qué un búlgaro tiene que tener problemas de índole burocrática cuando queremos construir Europa? Denuncia muchas cosas de una manera muy sutil. Y luego tiene tres momentos de desfogue que hacen que alguien diga: “es una comedia ligera, como está Karra Elejalde será una comedia”,

La película obliga al espectador a ver una película más reflexiva, con unos planos más alargados, con un tempo diferente. Y también a ti como actor porque sustituye el diálogo por gestos, miradas, frente al diálogo.

Exacto. Lo llevo diciendo, el verbo sobra porque, además, la pausa y el silencio forman parte de la partitura. Muchas veces la frialdad se da mejor con una pausa, muchas veces Avelina me decía: “Karra no le contestes tan rápido, tómate tu tiempo” o incluso: “No le mires a los ojos, mira a otro lado”.

Parece que el actor solo interpreta cuando fona. Si el actor dice “Estoy molesto” pues ya está poniendo cara de molesto cuando lo dice. Es eso. Dicen que Kurosawa primero rodaba todo con sonido y luego en el montaje, montaba las cosas y solo donde no se entendía, ponía el verbo, y si aun, ni con eso, entonces ponía música; por eso hay tantos silencios en las películas de Kurosawa.

El actor no solo interpreta cuando emite sonido; también mira, también da puntos de vista, cuando arruga el ceño, cuando se alegra los ojos lo son todo… Eso es lo que Avelina ha sabido conjugar muy bien. El actor también es cuando recibe, cuando escucha, etc.

Interpretar es estar en la situación, tener un proceso interno por el cual estás en el estado de ese personaje y gestualmente estar en sintonía o en el tono con lo que sucede. No hay porque explicarlo todo. Y eso es un don que tiene esta película.

Vasil es una película en la que los dos personajes, el que interpretas tú y el que interpreta Ivan Barnev son muy parecidos. Y eso es también una de las cosas que dice la película, que todos somos iguales a pesar de las circunstancias. A los dos os gusta escribir cartas, tenéis problemas de incomunicación con vuestras hijas, etc.

Es verdad, es así. Por desgracia cuando vemos un negro de Somalia en un banco no le decimos: “Hola, ¿Qué haces? ¿Qué te llevó a esta situación”. Porque igual te dice que es ingeniero naval, que tuvo un problema, que se tuvo que operar y allí no hay seguridad social como la que tenemos aquí, que se ha gastado el dinero y tiene que venir aquí a encontrar oportunidades y ni las personas, ni las instituciones ni la burocracia le entienden.

Es así. Siempre digo que cuando leo un guion y veo un personaje que es como es y veo que no tiene curva, que no evoluciona, no me gusta del todo. A mí me gusta ser este tío tan monosilábico, tan reconcentrado, tan lacónico, tan suyo, y me interesa porque mi personaje cambia. Yo estoy muy contento con la película que hemos hecho.

Escribe Luis Tormo | Foto portada: Alejandro Escámez/Mostra de València

Con Karra Elejalde

Artículo publicado originalmente en Encadenados

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