Crítica de Papicha, sueños de libertad

Mujeres libres

La descolonización del norte de África de las metrópolis europeas a partir de la década de los 60 del siglo XX, en muchas ocasiones a través de sangrientos conflictos armados, abocó a los países del Magreb a sus propias tensiones internas para la definición del modelo de estado. Un modelo que basculaba entre el partido único, elecciones generales más o menos democráticas y la fuerte presencia de la religión islámica. La creación de la República Islámica de Irán, impulsada por Jomeini en 1979, exportó al resto del mundo árabe un modelo político y social basado en una vuelta a las férreas tradiciones islámicas frente a las tendencias que se acercaban al laicismo occidental.

En Argelia la presión del islamismo radical se materializó en lo que denominó la guerra civil argelina o década negra, una guerra de guerrillas entre el estado argelino y varios grupos islamistas armados que desde 1991 hasta los años 2000 supuso un conflicto que dejó más de 150.000 personas muertas y miles de exiliados y desplazados.

Papicha supone la opera prima de Mounia Meddour, un trabajo que describe un universo que la directora argelina conoce de primera mano pues a la edad de 18 tuvo que mudarse a Francia debido a las amenazas de muerte recibidas por su padre. Tras licenciarse en periodismo, estudió dirección cinematográfica, trabajo como documentalista y comenzó en el terreno de la ficción con el cortometraje Edwige.

Para su primer largometraje Meddour escoge la historia de Nedjma, apodada Papicha -que es un término que significa mujer joven e independiente-, una estudiante que vive en una residencia universitaria durante la conflictiva década de los 90. El deseo de la protagonista es introducirse en el mundo de la moda organizando con sus amigas un desfile en la universidad mientras a su alrededor la sociedad se radicaliza y su libertad comienza a ser amenazada por el islamismo radical.

La película comienza con una escena que podríamos encontrar en nuestro entorno cercano con Nedjma y su amiga cambiándose en un taxi para ir a bailar a una discoteca divirtiéndose como cualquier persona joven. El problema es que para ello deben saltarse varias barreras, desde el horario de la residencia hasta un control militar. Supone una primera reflexión sobre el contexto en el que se desarrolla el filme y la complicación que supone para una mujer joven el simple hecho de salir a bailar.

Partiendo de una anécdota el filme va profundizando en la tensión soterrada que oprime a una parte de la sociedad. Los carteles en las calles que obligan al uso del hiyab, la incomprensión de los hombres ante la libertad que encarna Nedjma, la paralización de las clases por grupos integristas o la dificultad para informar de los hechos.

El punto de inflexión supone la irrupción de la tragedia en la vida de Nedjma que Meddour planifica con un primer plano de su rostro mientras en el fondo, desenfocado, se desarrolla la violencia seca y repentina; un rostro que refleja en silencio, con lagrimas, la terrible dificultad que supone ser libre.

Podría parecer superfluo el uso de la moda como elemento de empoderamiento femenino para definir al sometimiento de la mujer por el islamismo radical, sin embargo, para Nedjma ese será el camino para buscar su libertad en su propio país. Frente a la huida, el exilio o el sometimiento, la moda supone la posibilidad de desarrollar su creatividad y su propio negocio sin renunciar a sus raíces. Nedjma utilizará las plantas y los vegetales que da la tierra para realizar los tintes de sus vestidos, unos vestidos que son una reinterpretación del hiyab clásico para transformar a la mujer y convertirla en un ser más libre.

Por eso el pequeño gesto de realizar un desfile frente a todos los impedimentos se convierte en el símbolo de la lucha individual que cada persona puede hacer frente al odio y la violencia. Por esa misma razón, resulta tan peligroso para los que se oponen a la libertad de la mujer. La película está llena de esos pequeños gestos como el baño liberador en la playa, el juego en la arena y las risas con las amigas.

Bañada de una triste realidad, sin embargo, el filme aporta un final esperanzador basado en la confianza de que las nuevas generaciones, encarnadas por el futuro nacimiento del bebé de la amiga, quizá tengan un mejor futuro.

Papicha supone una reivindicación de la libertad de la mujer en uno de los entornos menos favorables para el universo femenino. A pesar de desarrollarse en el microcosmos que se genera en torno a la universidad, una representación del espacio donde es posible el aprendizaje y la cultura, el filme repasa todo aquello que constriñe el avance vital de la mujer: el suplicio que supone el matrimonio concertado, la incomprensión por desear el acceso al mundo laboral y los impedimentos para realizar una formación o el peso de las tradición que frena la independencia femenina.

La película describe también la solidaridad femenina. El grupo que forma Nedjma, su madre y sus compañeras, a pesar de sus diferencias, terminan siendo el núcleo cerrado donde es posible el diálogo, la comprensión y el entendimiento; frente a ellas, el mundo masculino representa la negación de todo aquello que pueda significar la realización de sus valores como mujer y como persona. Ni siquiera aquellos que pertenecen al entorno universitario son capaces de abstraerse de la rémora tradicional que asigna a la mujer un papel secundario.

En una estructura coral, con numerosos personajes, la protagonista destaca por su capacidad soñadora que le permite ser libre, no tanto por los logros alcanzados sino por el hecho de buscar esa ansiada libertad porque esa es la enseñanza de esta película: comenzamos a ser libres desde el momento que lo intentamos. La sola presencia de Nedjma –una increíble Lyna Khoudri- desplazándose por las calles con unos vaqueros rotos, una camiseta y el pelo suelto ya se convierte en un grito de rebeldía.

Terrible descripción de un mundo claustrofóbico, el filme dirigido por Mounia Meddour supone un aire de frescura, un cine hecho por debutantes que deja el poso de las historias clásicas donde la representación icónica del vestido esconde en cada pliegue infinidad de detalles que terminan permitiendo el acceso al universo femenino encerrado bajo una estructura social, casi tribal, que señala enemigos a todas aquellas personas que son capaces de pensar por su cuenta, de tener una opinión que disienta del orden establecido.

Escribe Luis Tormo

Título: Papicha, sueños de libertad
Título original: Papicha
País y año: Francia, Algeria, Bélgica, Qatar, 2019
Duración: 106 minutos
Dirección: Mounia Meddour
Guion: Fadette Drouard, Mounia Meddour
Música: Rob
Fotografía: Léo Lefèvre
Reparto: Lyna Khoudri, Shirine Boutella, Amira Hilda Douaouda,Marwan Zeghbib
Productora: Co-production Argelia-Francia-Bélgica-Qatar; Ink Connection, High Sea Production, Scope Pictures, Tayda Film, Tribus P Film, Same Player, Fonds Impact
Distribuidora: BTeam Pictures

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