Damiano David · Funny Little Fears

Pop e introspección

¿En qué momento calificar un álbum como “pop” se volvió casi un insulto oponiéndolo frente al “rock”? ¿Por qué se percibe como despectivo el adjetivo “suave” cuando se aplica a una canción? Estas son solo algunas de las etiquetas utilizadas —con evidente connotación negativa— para desacreditar el debut en solitario de Damiano David, el carismático vocalista y principal fuerza creativa de Måneskin. Como si explorar una sensibilidad distinta o abrazar matices más melódicos fuera sinónimo de traición artística, y no un acto legítimo de evolución personal.

¿Para qué anhelamos un disco en solitario de un integrante de una banda consagrada si no es precisamente para que nos muestre una faceta distinta o inesperada de su universo creativo? ¿Qué sentido tendría un proyecto en solitario que se limitara a repetir, como un eco, lo que ya conocemos de memoria? El verdadero riesgo está en desmarcarse, en explorar nuevos paisajes sonoros, incluso a costa del desconcierto de quienes prefieren la comodidad de lo familiar.

La historia de Måneskin es vertiginosa. Nacidos en las calles del centro de Roma, donde tocaban para los transeúntes, pasaron a ocupar un lugar privilegiado en el firmamento del rock contemporáneo. Su irrupción en la versión italiana de X Factor les dio la primera visibilidad, pero fue su arrolladora victoria en Eurovisión lo que los catapultó definitivamente: allí desplegaron una mezcla de energía y autenticidad que les permitió conquistar el escenario europeo.

Una vorágine de acontecimientos que ha sobrepasado, en más de una ocasión, la estabilidad emocional y psicológica de Damiano, según ha confesado él mismo. No es de extrañar, entonces, que este primer álbum titulado Funny Little Fears tenga como eje temático el autoconocimiento frente a lo vivido.

Voices, el tema que abre el disco, funciona como una declaración de intenciones. Se trata de una dolorosa narración sobre una ruptura no superada. Aunque el tiempo ha pasado y el protagonista está inmerso en una nueva relación, no puede evitar que los recuerdos de su ex pareja lo persigan: Oh, these voices, they’re gonna drive me / Right back to your door, right back to your door / Oh, baby, I’ve been runnin’, chasin’ after silence / Every road I take leads straight to you (Voces que me conducen / de vuelta a tu puerta / he estado huyendo persiguiendo el silencio / cada camino que tomo me lleva directamente a ti).

La canción no solo da inicio al relato emocional del disco, sino que también establece su identidad sonora: un pop emocionalmente cargado, de melodías envolventes y estructuras en crescendo que desembocan en estribillos memorables. Voices impacta desde la primera escucha, marcando el tono íntimo y confesional que atraviesa todo el álbum.

Voices amplifica su mensaje con Next Summer; un tema casi acústico con la voz de Damiano en primer plano en el que espera que su ex rompa con su pareja para retomar su amor: Call me when he breaks your heart next summer / Baby, I’ll be waiting here / Call me when you’re all fucked up, my lover / And I’ll be there to lick your tears (Llámame cuando él te rompa el corazón el próximo verano / Cariño, aquí estaré esperando / Llámame cuando estés jodida, mi amor / Y estaré ahí para lamer tus lágrimas).

Zombie Lady deja atrás el tono melancólico de las canciones anteriores para celebrar un amor pleno y compartido. Con una producción que combina sintetizadores y guitarra acústica, el tema se presenta como una pieza luminosa. Damiano recurre al imaginario de La novia cadáver de Tim Burton, citando a Victor y Emily como metáfora de una relación intensa y fuera de lo convencional. En la última estrofa se une Dove Cameron —actriz, cantante y compositora, además de actual pareja del músico italiano—, aportando una química que refuerza el carácter auténtico de la canción.

El optimismo amoroso continúa con The Bruise, una balada delicada que gira en torno a la plenitud de estar enamorado. La suave guitarra acústica enmarca la voz de Damiano, que se ve arropada por un coro etéreo en el que se destaca la participación de Suki Waterhouse. La canción evoluciona hacia una coda final más animada, aportando dinamismo sin perder la calidez emocional.

Sick of Myself y Angel son dos visiones del amor. La primera es una declaración de dependencia de la pareja introducida por una melancólica melodía al piano al que luego se une la guitarra acústica : You’re coming to save the world, you save my world, my world / l’m sick of myself, you’re the medicine (Vienes a salvar el mundo, salvas mi mundo / Cuando estoy harto de mí mismo, tú eres la medicina). Angel es una declaración rendida hacia la persona amada, el ángel salvador, el ángel en quien confiar.

Tango, con un ritmo irresistible marcado por la batería, es un relato sobre una persona enamorada, aunque su amada ya no esté con él: My ballerina, I still feel you here /When I tango with the fear / I’m still dancing with your figure / Even though your gone (Mi bailarina, todavía te siento aquí / Cuando bailo el tango con el miedo / Sigo bailando con tu figura / Aunque te hayas ido).

Born With a Broken Heart se convierte en la quintaesencia del álbum. El tema que resume el espíritu de este primer trabajo, un himno pop con un gran estribillo que incorpora unos coros hipnóticos, para desgranar una letra sobre alguien que no puede conseguir el amor porque está marcado por el destino (Baby, you can’t fix me / I was born with a broken heart; Cariño, no puedes arreglarme / Nací con el corazón roto). El video que acompaña a la canción –con referencias visuales a Cantando bajo la lluvia– remite al sabor clásico de los grandes temas.

Tangerine, con una introducción que recuerda a las canciones de los años 60, esta colaboración con d4vd nos deja una historia de reconocimiento del amor verdadero frente a lo vivido con anterioridad (I’m sorry, you gave me sugar, but she gave me honey / Lo siento, tú me diste azúcar, pero ella me dio miel).

Mars se desmarca por recrear una atmósfera en base a la guitarra y los efectos sonoros que viste unas letras que nos hablan del peligro de la tecnología, de los cambios del mundo y de quizá la mejor opción sea confiar en el amor. Este mensaje se reitera en The first time, en el que se establece una dualidad entre el mundo del éxito (viajes por el mundo, drogas) frente a lo que realmente tiene importancia que es conocer a la persona que te cambia la vida.

Poniendo en valor su voz acompañada de los acordes de una guitarra, Damiano David mira hacia atras en Perfect Life para tomar conciencia de una relación dañina en la que él no encajaba a pesar de parecer una vida perfecta (I thought I could fit into your perfect life / Pensé que podía adaptarme a una vida perfecta).

Como dice el título de la canción, Silverlines, Damiano ratifica que todavía puede encontrar esa paz entre el caos: I feel sorrow no more / The calm after the storm / And peace belongs to me (Ya no siento tristeza / La calma después de la tormenta / Y la paz me pertenece). La producción, a cargo de Labrinth introduce una textura extraña que dentro de la suavidad del piano se completa con sonidos electrónicos.

El álbum se despide con Solitude (No One Understands Me), un cierre íntimo y sobrio que abraza un minimalismo electrónico. En esta última pieza, en la que Damiano David utiliza la frase que da título al disco (I’ve got a funny little fear of sleeping), se pone el foco en la soledad y la incomprensión, pero lejos de ser una rendición, se convierte en una reafirmación identitaria. “No one understands me / But I do (Nadie me entiende / Pero lo hago)” –canta con honestidad–, resumiendo el viaje emocional del disco en una sola línea: aunque el mundo no lo entienda, él ha aprendido a entenderse a sí mismo.”

Funny Little Fears es un álbum conceptual que funciona como un viaje emocional hacia el interior de Damiano David. Cada canción refleja el estado mental en el que se encontraba el cantante italiano durante su proceso de composición. Las relaciones amorosas, con sus altibajos inevitables, se convierten en el hilo conductor del disco: hay espacio para enamoramientos intensos, rupturas desgarradoras y recuerdos que aún duelen. Aunque la melancolía y la tristeza impregnan gran parte del álbum, también emerge una luz: la esperanza que nace de la aceptación personal y la confianza en uno mismo.

Para dar forma a este relato emocional, Damiano David apuesta por una base de pop clásico y reconocible: tempos medios, estribillos potentes y una estructura melódica que prioriza la conexión directa con el oyente. Todo está envuelto en una producción meticulosa, que no deja espacio para lo accidental. Es cierto que, dada la duración del álbum, puede aflorar en algunos momentos una cierta sensación de uniformidad estilística. Sin embargo, el resultado final se sostiene con solidez y merece ser escuchado con atención.

Escribe Luis Tormo

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