Concierto de Santana en Valencia

Un músico eterno

La primera vez que vi a Santana en Valencia fue en el año 1981. Por aquel entonces, la ciudad aún no formaba parte de los grandes circuitos de conciertos internacionales, por lo que poder disfrutar en directo de una figura de proyección mundial como Santana fue un acontecimiento excepcional. El concierto tuvo lugar en la plaza de toros, que se llenó hasta los topes ante la expectativa de un público que quería acceder a la música del guitarrista mexicano.

Santana compartía cartel con Paco de Lucía (a quien el músico ha dedicado varios de sus recientes espectáculos) que abría los conciertos como una especie de telonero de lujo. Una pequeña parte del público de Valencia, ansioso por ver a Carlos Santana, silbó a Paco de Lucía hasta el punto de que el guitarrista algecireño tuvo que parar el concierto dirigiéndose a las gradas para solicitar silencio. Con todo, Paco de Lucía triunfó con una actuación excepcional; y también Santana que dio un concierto memorable en una gira en la que presentaba su entonces reciente disco Zebop!, además de tocar todos sus grandes éxitos de los 70.

Santana durante su concierto en Valencia. Foto: Luis Tormo

Décadas después de aquel concierto que quedó fijado en mi memoria (Santana volvió a finales de los años 90 a Valencia), el guitarrista regresa ahora a Valencia con la gira Oneness Tour 2025 –que le está llevando estos días por diferentes ciudades de España– para clausurar la primera edición del FAR València, un festival que durante el mes de julio ha reunido en la Marina Norte a artistas de referencia nacional e internacional como Trueno, ZAZ, Molotov, Fito Páez, Los Planetas, G-5, Califato 3/4 o Los Manolos.

Santana asentó su fama en una combinación de blues, rock y ritmos latinos que a finales de los 60 y la primera mitad de los 70 del pasado siglo le situó como uno de los mejores guitarristas del mundo. Sus primeros discos y las actuaciones en directo –con esa memorable paso por el mítico festival de Woodstock– cimentaron un prestigio que resiste el paso de los años.

En una trayectoria tan longeva siempre es necesario contar con álbumes emblemáticos que consigan revitalizar una carrera que no se asiente únicamente en sus orígenes. Y Santana lo consiguió con Supernatural (1999),  el disco que lo rescató de una larga travesía en el desierto desde mediados desde los 80 hasta finales de los 90 y con el que obtuvo records de ventas a nivel mundial, abriéndose a todo tipo de público, convirtiéndolo en una figura internacional para las nuevas generaciones.

Santana durante su concierto en Valencia. Foto: Luis Tormo

Con un público expectante que casi llenaba el recinto de La Marina (el aforo era de 5.000 personas), el sonido de un gong anunciaba el inicio del concierto. Una melodía de tono étnico con unas imágenes de indígenas sirvió para que los músicos fueran incorporándose al escenario. El sonido potente de la percusión de Karl Perazzo y Paoli Mejías –una constante en el sonido de Santana–, junto a la batería de  Cindy Blackman, marcaron la entrada del guitarrista sonando los  primeros acordes de Soul Sacrifice, la emblemática canción que aparecía en su primer disco. Toda una declaración de principios en una primera parte de tono nostálgico que dejó patente la importancia del ritmo afrolatino y del característico sonido de Santana establecido en sus primeros discos. De ese primer disco vendrían a  continuación unas espectaculares versiones de Jingo y Evil Ways que dieron la idea de la calidad del concierto que íbamos a disfrutar.

El guitarrista mexicano tiene 78 años. Aunque sus movimientos al desplazarse son pausados y pasa gran parte del concierto apoyado en un taburete, la digitación con la que sus dedos recorren el mástil de la guitarra se mantiene intacta. Su característico fraseo —largo, contenido y lírico— sigue haciendo “cantar” al instrumento. Además, Carlos Santana nunca se ha destacado por grandes aspavientos en escena; su presencia es discreta (más allá de mascar chicle durante toda la actuación), pero firme, liderando a su banda con sobriedad para lograr una ejecución impecable.

Esa primera parte de eco setentero se completó recorriendo los míticos temas que aparecían en su disco Abraxas: Black Magic Woman/Gypsy queen o el mítico Oye cómo va que representa esa fusión de la música latina y el rock (con ese sonido del órgano y los teclados tan característico), un fenómeno que ahora predomina pero que hace 50 años no era así, y que Santana pone en pie como grupo, como formación, porque Santana siempre ha sido a través de toda su historia una agrupación de extraordinarios músicos.

María, María, fue la primera incursión en Supernatural con un solo inicial de guitarra española a cargo de Carlos Santana.

Tras Everybody’s Everything, llegó el prodigioso solo del bajista Benny Rietveld, acompañado por la contundente batería de Cindi Blackman. A continuación sonó la única canción nueva de un setlist de grandes éxitos, Me retiro. Un tema en colaboración con el Grupo Frontera y que el cantante Andy Vargas informó que era número en México.

Santana volvió al terreno de la nostalgia con el clásico Samba pa’ti, la quintaesencia de su sonido, con esos solos sostenidos, alargando la nota de forma infinita y que lleno de luces de móviles –ahora ya nadie enciende mecheros– el recinto de La Marina. Batuka elevó el tono calentando el ambiente entre percusión y solos de guitarra. Hope You’re Feeling Better completo el repaso a Abraxas con una serie de vibrantes solos de Santana.

Santana durante su concierto en Valencia. Foto: Luis Tormo

La recta final del concierto fue para el álbum Supernatural con tres emblemáticas canciones: (Da Le) Yaleo, Hope you’re feeling better –muy bien cantada por el guitarrista, cantante, arreglista y compositor Tommy Anthony– y Corazón espinado, uno de los temas de la noche, tras el que los músicos se retiraron, dejando el escenario a oscuras mientras en las pantallas aparecían imágenes de un paisaje con esculturas y dibujos de Buda.

La banda retornó al escenario y por primera vez Santana se dirigió al público agradeciendo su presencia y lanzando un mensaje de paz y armonía para a continuación afrontar una brutal versión de Toussaint L’Ouverture que dio paso a un largo solo de batería –de esos que ya no se ven en la actualidad– a cargo de Cindi Blackman. Carlos Santana volvió al escenario para dedicarle unas palabras a Blackman: “Mi compañera, mi amiga, mi amante, mi esposa”, procediendo después a la presentación de todos los músicos.

El concierto concluyó en todo lo alto con el coreado Smooth. En la parte final del tema Santana abandonó el escenario, poco a poco, mientras sonaban las últimas notas de la canción con el público entregado, dejando en el aire esa sensación nostálgica de haber asistido a un concierto de uno de los grandes, un artista cuyas raíces se van a los lejanos años 60 del siglo pasado y que las imágenes de la pantalla recordaban de vez en cuando.

Un concierto sin interrupciones para presentar los temas, sin casi parlamento de la banda, un escenario con una pantalla y luces funcionales, sin necesidad de aditamentos escénicos, dos horas donde el valor reside en la música, en el virtuosismo de Carlos Santana a la guitarra, con un sonido compacto de una banda cohesionada. Tan simple pero, a la vez, tan complejo. Carlos Santana, un músico eterno.

Escribe Luis Tormo

Santana en el escenario del festival Far València. Foto: Luis Tormo

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Avatar de Enrique Núñez Enrique Núñez dice:

    Felicidades por el artículo, expresa y resume de forma certera la genial actuación del músico eterno que nos ha acompañado e inspirado durante décadas. Brillante pluma, casi tan brillante como las notas que Carlos desgrana en guitarra. Gracias

    1. Avatar de Luis Tormo Luis Tormo dice:

      Muchas gracias Enrique

      1. Avatar de Ana Gonzalez Ana Gonzalez dice:

        El 27 de julio de 1988, actuó en la plaza de toros de Valéncia, en el concierto Carlos Santana/ George Benson.

      2. Avatar de Luis Tormo Luis Tormo dice:

        Gracias por el dato Ana. Y creo que en 1998 actuó en el recinto de los Viveros.

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