Concierto de Franz Ferdinand en el SanSan Festival

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Dos décadas después…

Desde que la banda Franz Ferdinand irrumpiera como un ciclón en 2004 con su disco homónimo, el grupo liderado por Alex Kapranos ha desarrollado una carrera coherente en torno al indie rock que se extiende a lo largo de más de 20 años con la publicación de cinco discos y algunos EPs.Aunque es cierto que el grupo, conforme ha ido pasando el tiempo, no ha recuperado la capacidad creativa de sus dos primeros discos siendo conscientes que cuentan con un puñado de éxitos y un público fiel que acude a sus conciertos esperando oír esas canciones que formaron parte de una generación.

Tras mantener un silencio desde 2018 –interrumpido por la publicación de un disco de grandes éxitos-, este 2025 han facturado su sexto álbum The Human Fear que reúne una serie de temas que indican el buen estado de forma a pesar –o a lo mejor por esa razón– de la incorporación de dos miembros nuevos, Dino Bardot a la guitarra y Audrey Tait a la batería.

Con una gira que se extiende por Europa y América, los escoceses han aterrizado en el SanSan Festival como grandes cabezas de cartel –el único grupo extranjero– y la expectativa era enorme ante la extensa explanada enfrente del escenario principal.

Foto: Luis Tormo

Con la introducción musical del tema The Naked Man, saltaron al escenario los cinco miembros de la banda para acomodarse los instrumentos y acometer el conocido riff guitarrero de The Dark Of The Matinée con Audrey Tait aporreando la batería. Alex Kapranos, plantado en el centro escenario del escenario con su guitarra y enfundado en un traje oscuro con la camisa atigrada, se adueñó literalmente del escenario desde el primer minuto.

Hay nostalgia ante la escucha de un tema que tiene más de dos décadas, pero hay que reconocer que la energía que Franz Ferdinand despliegan desde el inicio es sorprendente,con un ritmo que no decayó en ningún momento del concierto. Una energía cercana al espíritu punk en la que van enlazando los temas casi sin pausa entre canción y canción. Siguieron con Night and Day, uno de los mejores temas de su reciente disco, con el protagonismo del teclado, estableciendo una alternancia entre los temas tempranos del grupo y la presentación de los nuevos (que como ya hemos indicado no desmerecen en esa comparativa entre pasado y presente). De esta forma ejecutaron Bar Lonely o Audacius –el tema que abre el nuevo disco y que recuerda al sonido de The Beatles– con éxitos como Michael o Walk Away.

El espectáculo es austero, sin grandes efectos más allá de un práctico juego de luces y un fondo presidido por el enorme logotipo del grupo como imagen protagonista del escenario. No en balde, ese es el valor del grupo escocés: la consolidación de una marca que atrae a la gran mayoría de sus seguidores, de ahí que ese elemento –el nombre de Franz Ferdinand– es el que se potencia con fuerza, de tal forma que los temas creados hace dos décadas (en los primeros dos discos) sostienen e integran un setlist que se completa, en este caso, con los temas recientes del último disco (del que presentaron cinco canciones).

Foto: Luis Tormo

Pero esta dependencia del pasado no significa que se produzcan altibajos a lo largo del concierto pues el grupo acomete los temas con la misma intensidad desde el inicio hasta el final. El sonido es potente, compacto y resuena con fuerza a pesar de las dificultades que se suele dar en este tipo de espacios de gran aforo, poniendo al público a bailar desde las filas iniciales hasta los seguidores más alejados del escenario. La fórmula es sencilla y se basa en la honestidad con la que el grupo defiende su música, con un Alex Kapranos que conserva muy bien su voz y que se convierte en el frontman por excelencia. No hay grandes parlamentos, más allá de salpimentar las presentaciones de las canciones con algún comentario o dar las gracias, y todo se fía a la capacidad de enganche de Kopranos que se mueve con libertad por el escenario, realiza su característico gesto de saltar abriendo las piernas mientras empuña la guitarra, que gesticula con las primeras filas o cuando se dirige al público para que aplaudan y participen del espectáculo.

Lógicamente a  lo largo del concierto se producen picos de intensidad cuando el grupo encara los temas emblemáticos que han contribuido a generar la leyenda de Franz Ferdinand como Do You Want to, Walk Away, No You Girls, Michael, Ulysses o Take Me Out. Para cerrar el concierto sonó como es habitual en toda la gira This Fire, en una alargada versión –que incluyó la presentación de la banda– en un crescendo musical guitarrero que puso a bailar a todo el personal.

Franz Ferdinand quizá no sorprendan ya a nadie, pero el espectáculo que ofrecen es sincero, no engaña a nadie y a pesar de las numerosas citas que pueblan su gira todavía parece que disfrutan subidos en el escenario para hacer de cada noche una experiencia inolvidable.

Escribe Luis Tormo

Foto: Luis Tormo

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