Absolución, una novela de Alice McDermott

Moralidad y redención

El acercamiento a la guerra del Vietnam ha construido, en la mayoría de ocasiones, un discurso asociado a la masculinidad, un relato donde el hombre asume un papel destacado como figura participativa en la contienda bélica. Absolución, la última novela de Alice McDermott, se aleja de este enfoque para centrarse en una historia protagonizada por las mujeres que acompañaban a los hombres (civiles, militares) desplazados a Vietnam. Unas mujeres que expresan sus deseos, sus necesidades, sus intimidades, en un afán por visibilizar su universo más allá del rol secundario asignado por la sociedad.

La novela se sitúa en el año 1963, una fecha clave para el conflicto bélico de Vietnam porque es el periodo en el que la administración de Kennedy fue aumentando el apoyo económico a Vietnam del Sur, incrementando la presencia de asesores civiles y militares, justo antes de que se produjera la intervención directa de los Estados Unidos (1964-1965) con el envío de soldados.

Tricia llegar a Saigón –la capital de Vietnam del Sur, actualmente Ho Chi Min– acompañando a su marido, un abogado que forma parte de los asesores norteamericanos de La Armada desplazados al país asiático (“Salimos hacia la Costa Oeste en febrero de 1963. Llegamos a Saigón justo después del Tet, el Año Nuevo vietnamita. Era principios de marzo, quizá, cuando os conocí a ti y a tu madre en la recepción.”).

En ese contexto, Tricia se integra con el resto de las mujeres de la colonia estadounidense. A través de una relación epistolar con la hija de una de esas mujeres vamos accediendo a la historia revelada de una experiencia que marcó a sus protagonistas. Entre todas esas mujeres, Tricia mantiene una relación muy cercana con Charlene, una mujer con una personalidad arrolladora. Será precisamente con la hija de Charlene con quien Tricia mantendrá la comunicación por carta.

Aprovechando estas comunicaciones, Tricia se dirige en un tono confidencial a Rainey, la hija de Charlene, relatando su vida de recién casada, deslumbrada por las nuevas expectativas que supone llegar a un país nuevo junto a su marido. Una mujer cuyo máximo deseo es convertirse en todo aquello que se espera de una mujer perfecta (dedicar la máxima atención a su marido, formar una familia).

A través de su relación con Charlene, que discurre por un amplio terreno que va desde la fascinación a la irritación, Tricia irá tomando conciencia de lo que supone experimentar una transformación personal, íntima, en ese país lejano. La experiencia, el conocimiento y el dominio social de Charlene deslumbrarán a Tricia, de tal forma que ésta terminará involucrada en la red de atención y solidaridad que el colectivo de mujeres norteamericanas tiene planteado con el fin de ayudar a la población vietnamita más desfavorecida. Un objetivo que también pretende que ese grupo de mujeres sean algo más que meras acompañantes –mujeres  florero– de sus maridos.

Con una prosa descriptiva de ese entorno nuevo y singular, McDermott nos introduce en el corpúsculo cerrado de esa colonia que forma un microcosmos dentro de un país desconocido. Pero tras el exotismo de la experiencia de la nueva residencia, la ilusión del reciente matrimonio y el deseo de tener hijos; de forma lenta pero inexorable, va surgiendo la duda y la confusión sobre el papel que Tricia debe jugar en ese universo delimitado por las barreras sociales, culturales y políticas.

La alianza con Charlene es inevitable. Tricia sucumbe a su magnetismo (Charlene representa el saber estar, el conocimiento, es extrovertida, madre de tres hijos). Por ello terminará formando parte de esa pequeña organización de carácter solidario creada por Charlene para ayudar a huérfanos, a las mujeres jóvenes e incluso atender a los enfermos de una leprosería. Sin embargo, en esa relación ambivalente con su amiga, Tricia irá descubriendo irregularidades para la financiación de las actividades solidarias; irregularidades que se irán acrecentando hasta llegar a situaciones que definen la catadura moral de sus protagonistas y que llega a su máximo exponente en la parte final.

Este entramado externo nos descubre el interior de unos personajes en los que se materializa la doble moral de unas actuaciones que terminan siendo una imposición de quien se cree que está por encima de aquellos a los que presta su ayuda. Una superioridad moral que establece un paralelismo con la situación política y bélica que en los años siguientes se revelará como una tragedia (la ayuda de Estados Unidos al régimen corrupto de Vietnam del Sur terminará siendo un exponente del imperialismo en su lucha por impedir la extensión del comunismo).

De esa forma, la novela despliega un discurso sobre la moralidad y la redención –el título ya es significativo– situando el catolicismo de su protagonista (Charlene es protestante) como elemento central (algo que ya estaba presente en las anteriores novelas de la escritora estadounidense) para establecer un relato sobre la perdida de la inocencia. En esa comunicación que Trinia mantiene con Rainey, se teje un discurso de confesión, de arrepentimiento a través de la confesión de todo lo sucedido, esperando que al final se conceda el perdón. Ese catolicismo sirve, además, de marco político para los dos países: en 1963 el presidente de los Estados Unidos en ese periodo era Kennedy, primer católico en  la Casa Blanca; y en Vietnam, el presidente era Ngo Dinh Diem, también de origen católico. Ambos morirían asesinados en noviembre de 1963.

La novela se estructura en tres partes. Una primera que ocupa más de dos tercios del libro, con la experiencia de Tricia en Saigón y con significativos recuerdos de su pasado –la relación con su padre, su pertenencia a la clase trabajadora, su origen católico, la amistad con Stella su amiga de juventud–; una segunda, donde Rainey, la hija de Charlene, contesta a Tricia con una reflexión pesimista sobre su generación, siempre desde el punto de vista de su vivencia como mujer (“De una cosa estábamos seguros al mirar hacia el futuro: no queríamos vivir la misma vida que nuestros padres. Y entonces la vivimos.”); y una tercera, en la que Tricia vuelve a tomar protagonismo para exponer un dilema moral crucial.

Con esta estructura, la gran protagonista es Charlene, ausente como voz, pero presente en el relato epistolar de las dos mujeres (Tricia y Rainey). Encarna la ambigüedad moral, la superioridad blanca frente a las mujeres desfavorecidas y los habitantes de un lejano país; y donde la ayuda, la solidaridad, termina confundiéndose con una corrupción derivada de una prepotencia que raya la codicia –ya hemos hablado antes del juego simbólico con la intervención militar estadounidense en Vietnam–.

Alice McDermott no juzga a los personajes, se limita a exponer los hechos, y es el lector o lectora, con toda la información, quien deberá calificar la actuación de unas mujeres que luchan por tener capacidad de decisión; a través de una fina y delicada descripción de un país, y de la huella dolorosa del recuerdo que va más allá de una generación, elabora un retrato certero, partiendo de su papel secundario en Vietnam, de las mujeres que vivieron en esas décadas del siglo XX.

Escribe Luis Tormo

Título: Absolución
Título original: Absolution
Autora: Alice McDermott
Traducción: Gabriel Insausti
ISBN: 978-84-10178-17-5
Editorial: Libros del Asterioide
Publicación: Octubre, 2024 (1ª ed.)
Número páginas: 336
Formato: 20 x 12,5

Alice McDermott. Foto: Will Kirk / Libros del Asteroide

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