Aquí yace el corazón, de Mercedes de Acosta

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Una mujer libre

En un capítulo de sus memorias Mercedes de Acosta explica: “De entre todas las opciones en la vida, me hubiese gustado haber sido una gran poeta o una gran santa. Sin embargo, una no puede ‘convertirse’ en ninguna de ellas. Una debe nacer ‘en la perfección’ para cualquiera de estos dos estados.” Efectivamente, con el paso del tiempo, precisamente sus memorias eclipsaron su papel como poeta y escritora,  difuminando su obra literaria; y su vida personal no fue precisamente la de una santa, desafinado todas las convenciones sociales de la época.

Mercedes de Acosta (1892-1968) fue una poetisa y autora teatral neoyorkina que a lo largo de toda su vida, debido a su pertenencia a la élite social, se movió en los círculos culturales literarios, artísticos y cinematográficos estadounidenses, aunque viajó por Europa y terminó su vida en la India. Adelantada a su tiempo, fue una defensora de los derechos de la mujer, viviendo con naturalidad –dentro del contexto de la época– su lesbianismo; en este sentido fueron conocidas sus relaciones íntimas con mujeres como Isadora Duncan, Marlene Dietrich, Greta Garbo, Eva Le Gallienne, Tallullah Bankhead y Ona Munson, entre otras.

Su obra literaria se recoge en tres volúmenes de poesía, una decena de obras teatrales y una novela; una actividad que fue decayendo hasta que en el año 1960 publicó sus memorias tituladas Here lies the heart. Acosta, arruinada y gravemente enferma, escribió esta obra como una obligación para paliar su delicada situación económica. El libro se convertiría en un escándalo al revelar sus relaciones con conocidas mujeres que vieron en este libro una traición a esa amistad íntima, convirtiéndose en un texto de culto entre la comunidad LGTBI.

Sin embargo, Here lies the heart no contaba con una traducción al castellano. La editorial Mundos Flotantes viene a paliar ese hueco con Aquí yace el corazón,y ese es el primer valor que hay que destacar de esta publicación, que es la reivindicación de la figura de una mujer libre que permanece olvidada.

Para entender el valor de estas memorias hay que situarse en el momento histórico de su publicación, un tiempo en el que la homosexualidad no contaban con la visibilidad actual. Incluso en ambientes culturales, más abiertos a entender la elección sexual, dominaba la ley del silencio y la escenificación de la doble vida –matrimonios que funcionaban como tapadera–. La propia Mercedes de Acosta se casó con el pintor Abram Poole en 1920, divorciándose 15 años después.

A través de sus memorias, más allá de su sexualidad, hay que resaltar la profusa actividad artística que llevo a cabo durante toda su vida. Sus poemas y obras de teatro, su tarea como guionista en Hollywood, su participación en exposiciones y eventos culturales, hace que nos encontremos ante una mujer que desarrolló una intensa vida cultural. En sus memorias aparecen todas las personas que tuvieron algo que ver en el mundo de las artes en el periodo de entreguerras. Sus viajes por Europa y su presencia en aquellas ciudades que se erigieron en focos de la cultura (Nueva York, París) hace que Aquí yace el corazón se convierta en un catálogo de las personas más importantes del mundo de la pintura, la fotografía, el cine, la literatura o la danza de la primera mitad del siglo XX.

El revuelo que provocaron sus memorias vino asociado al desvelar sus relaciones con una serie de mujeres muy conocidas del mundo de la cultura –que luego renegaron de su amistad– que el mundo conocía pero del que nadie hablaba abiertamente. Especialmente significativa es la descripción del impacto que causó en ella la figura de Greta Garbo: “Tal y como me esperaba, era de una belleza extraordinaria, mucho más de lo que parecía en sus películas de entonces. Vestía un jersey blanco y pantalones de marinero azul oscuro. Iba descalza (…) Cuando nos dimos la mano y me sonrió, sentí que la conocía de toda la vida, de hecho, de numerosos reencarnaciones previas”. En las siguientes páginas, de Acosta desvela su relación con Garbo, desde sus idas y venidas por el Hollywood de la época o su estancia en una pequeña casita de una isla en un lago de Sierra Nevada (California). La poetisa describe a Garbo como una mujer divertida, alejada de esa imagen fría y glamurosa que se proyectaba desde la pantalla.

En Aquí yace el corazón no hay referencias explícitas al lesbianismo, pero una mirada atenta a sus memorias, leyendo entre líneas, permite de una manera bastante clara establecer el tipo de relaciones que la protagonista mantenía con amigas y amantes. Así, no es de extrañar que Greta Garbo, muy celosa de su vida privada, viviera la publicación de las memorias de Mercedes de Acosta como una traición y rompiera la relación intermitente que había tenido con su amiga desde que decidió retirarse del mundo del cine.

La parte dedicada al Hollywood dorado, las décadas de los años 30 y 40, nos aportan una valiosa visión de la relación entre arte e industria, del papel de los guionistas y de las especiales relaciones de poder establecidas entre los productores y las estrellas del cine con un Hollywood que mostraba una doble cara, exigiendo un código de comportamiento a los actores y las actrices. De Acosta relata su enfrentamiento con Thalberg a propósito del guion que estaba escribiendo sobre la figura de Rasputín, un enfrentamiento que derivó en su rescisión de contrato con la Metro-Goldwyn-Mayer, para el gran productor la industria del cine era lo primero, antes que la amistad, y no dudó en acabar con la incipiente carrera de guionista de la escritora.

Las memorias de Acosta nos dejan entrever una mujer fuerte, compleja, capaz de enfrentarse a la moral de una época en un tiempo histórico difícil para que una mujer se mostrara independiente y no ocultara su lesbianismo. El fotógrafo y escenógrafo Cecil Beaton  acuñó la famosa frase sobre ella, tildándola de “aquella furiosa lesbiana”. Mercedes de Acosta vivió al margen de los formalismos de la sociedad y como ella misma afirma: “En realidad no estoy escribiendo sobre una vida ni sobre una persona, sino sobre muchas vidas y muchas personas. Yo, como todo el mundo, estoy compuesta de cientos de vida.”

La edición de Aquí yace el corazón, un volumen de más de 600 páginas, cuya traducción corre a cargo de Lucía Miranda Morla, cuenta con un prólogo esencial a cargo de Ana Rossetti y viene acompañada de valiosas fotografías, muchas de ellas del archivo personal de Mercedes de Acosta. El libro también incorpora un índice onomástico con fotografías de los principales nombres que aparecen en sus páginas.

En definitiva, Mercedes de Acosta es uno de esas figuras femeninas que tienden a olvidarse y que gracias a este tipo de iniciativas que lleva adelante Mundos Flotantes permite rescatar y ampliar el conocimiento de un periodo cultural apasionante a través de la figura de una mujer independiente que buscó labrarse su propio camino. Como define Rossetti en el prólogo de la obra: “Estas memorias son feministas e indiscutiblemente femeninas”.

Escribe Luis Tormo

Aquí yace el corazón
Mercedes de Acosta
Título original: Here lies the heart
Traducción: Lucía Miranda Morla
Prólogo de Ana Rossetti
Editorial Mundos Flotantes
Primera edición: marzo de 2024
560 páginas
ISBN: 978-84-123942-2-1

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