La ternura de Vicente Villanueva

Para la ternura siempre hay tiempo

Desde su estreno en 2017 La ternura ha ido ampliando su prestigio avalado por el éxito de público y crítica –en 2019 ganó el Premio Max 2019 al mejor espectáculo teatral–. La obra teatral de Alfredo Sanzol, planteada como una comedia isabelina, utiliza el aspecto formal del teatro clásico para plantear temas universales en los que se introduce una reflexión sobre el tiempo actual.

Vicente Villanueva, director y guionista de la adaptación fílmica de esta obra, consciente de la fuerza del original literario, recoge de manera casi literal la propuesta textual para, a partir de esa base, componer un espectáculo visual que incline la balanza hacia el lenguaje cinematográfico.

La película cuenta la historia de una reina maga que provoca su naufragio en una isla desierta, acompañada de sus dos hijas, para evitar volver a relacionarse con los hombres; una isla en la que precisamente vive un hombre que también llegó a la isla con sus dos hijos para vivir apartado de las mujeres. Un argumento de vodevil en el que se sucede todo tipo de equivocaciones, enredos, juegos mágicos y engaños para desplegar un discurso asentado en la comedia romántica de guerra de sexos.

Gonzalo de Castro y Emma Suárez. Foto: Mika Pasco/Universal Pictures International Spain

Entre los ropajes del siglo XVI, el uso del lenguaje en verso y las evidentes citas a la comedia shakesperiana, la película trasciende más allá de un mero homenaje al clasicismo para emprender su propio vuelo actualizando aquellos temas que son universales. La ternura nos habla de la irrefrenable fuerza del amor capaz de superar las barreras físicas y educacionales, un amor que rompe con el proteccionismo que los padres ejercen sobre sus hijos, un amor inspirador que termina reduciendo a cenizas los prejuicios establecidos –ese leñador para quien la imagen de una mujer es similar a la del diablo y esa reina obligada a huir para no depender de la tiranía de los hombres–.

Estos temas que se repiten desde la antigüedad hasta nuestra época, de ahí su carácter universal, se complementan con pequeños apuntes que actualizan su postulado para introducir una elucubración sobre la identidad de género –esos hijos que se muestran contrariados porque les guste los nuevos compañeros de isla fruto de uno de los múltiples equívocos que introduce la trama– o la asfixia de las mujeres en una sociedad de hombres, a través de esa reina madre que prefiere naufragar en una isla libre de hombres antes que ver como el futuro de sus hijas se cercena por casamientos forzados en los que sabe que ellas deberán rendir pleitesía al hombre, sacrificando su propia esencia como mujer, como persona.

Reflexiones que se cuelan entre un ritmo vertiginoso, asentado en el engaño inicial, en el que cada plan trazado para remediar la situación supone aumentar el enredo, en el que la caracterización de unos personajes definidos con cuatro trazos los hacen ingenuamente atractivos, siempre bajo un manto de ternura que impide juzgarlos con dureza.

El tono impetuoso del texto se magnifica por la propuesta visual que lleva a cabo Vicente Villanueva, en una apuesta por poner de relieve el guion acudiendo a diferentes géneros que van desde la aventura a la comedia romántica explotando el exótico paisaje de las localizaciones exteriores –frente a la austeridad escénica de la obra teatral– de las escenas situadas en la playa y el volcán.

Anna Moliner, Emma Suárez y Alexandra Jiménez. Foto: Mika Pasco/Universal Pictures International Spain

De esta forma, frente a las adaptaciones cinematográficas de obras teatrales en las que el exterior se limita a la introducción y al epílogo, aquí se juega con los planos generales del paisaje, la yuxtaposición de planos, la ruptura de la cuarta pared, el montaje en paralelo de determinadas acciones, y sobre todo, el uso de una cámara dinámica que adquiere protagonismo en la narración para acompañar las apariciones y desapariciones de los personajes. Un ritmo fresco y ágil que quizá se hubiera beneficiado de algún recorte en el montaje para agilizar el resultado final.

El director valenciano, que acostumbra a manejar repartos corales como ya hemos visto en Toc toc, Sevillanas de Brooklyn o El juego de las llaves, articula un casting que funciona con equilibrio sin que un protagonista destaca más que otro, y donde todos contribuyen a ese juego del amor que los termina atrapando. Las interpretaciones participan de los constantes cambios de registro provocados por el juego entre la comedia romántica, el vodevil, el melodrama el slapstick de la parte final o incluso el musical.

Todo ello provoca que nos encontremos ante una película insólita en el actual panorama actual. Beneficiada por el éxito de la obra teatral original, su traspaso a la gran pantalla conlleva un riesgo precisamente por la ausencia de productos de estas características en el cine español. La película de Villanueva no esconde el espejo donde se mira, de tal forma que es sencillo encontrar una semblanza con películas como Shakespeare in love o algún trabajo de Kenneth Branagh como Mucho ruido y pocas nueces, unos referentes que comienzan a desaparecer, que ya pertenecen a otra época.

La ternura es un tipo de cine, comercial, entretenido, incluso ingenuo; pero si escarbamos dentro de su aparente sencillez se puede descubrir un cine muy visual que juega con los géneros y que despliega un abanico temático en el que el amor se convierte en protagonista, un amor que acercándose a la ternura es capaz de reclamar la libertad de amar y enterrar los prejuicios que se repiten generación tras generación.

Escribe Luis Tormo

Título: La ternura
País y año: España, 2023
Duración: 107 minutos
Dirección: Vicente Villanueva
Guion: Vicente Villanueva, basado en la obra teatral de Alfredo Sanzol
Fotografía: Luis Ángel Pérez
Música: Fernando Velázquez
Reparto: Emma Suárez, Gonzalo de Castro, Alexandra Jiménez, Anna Moline, Fernando Guallar, Carlos Cuevas
Productora: Funglode films, Pris and Batty Films
Distribuidora: Universal Pictures International Spain

Artículo publicado originalmente en Encadenados

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